Crecimiento de la extrema derecha desdibuja el triunfo de Angela Merkel

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El partido de la canciller alemana, Angela Merkel, ha ganado las elecciones este domingo por un 32,9% de los votos, según las proyecciones publicadas por la cadena pública alemana, ARD. Se trata del cuarto triunfo consecutivo de Merkel, que ha logrado una holgada mayoría después de 12 años al frente del país, pero la formación queda muy debilitada. Tendrá que pactar para formar Gobierno. Se sabe que no podrá contar con su actual socio, el partido socialdemócrata, que ha sufrido una derrota histórica (el 20,6% de los votos, el peor resultado desde 1949) y ya ha anunciado que pasará a la oposición. La única opción de la canciller pasa por formar una coalición junto a los liberales, que han obtenido el 10,6% de los votos, y los verdes, que han logrado el 8,9%. Se trataría de una alianza inédita. Los resultados provisionales confirman además la noticia temida desde hace semanas: un partido de extrema derecha entrará en el Parlamento por primera vez desde la segunda Guerra Mundial. Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania han cosechado el 13% de los sufragios.
El bloque conservador que lidera la canciller alemana, Angela Merkel, formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana bávara (CSU), ganó las elecciones de ayer, según los sondeos a boca de urna. El panorama se muestra complicado porque necesitará formar una coalición para gobernar y su socio más reciente, el Partido Socialdemócrata (SPD), ya descartó la renovación de esa alianza.
La indiscutible líder de la CDU ocupará por cuarta vez consecutiva la jefatura de gobierno de Alemania aunque, esta vez, su apoyo parece haber caído. Si bien se espera que el Comité Electoral Federal anuncie hoy los resultados definitivos, al cierre de esta edición las tendencias ya estaban marcadas por las encuestas a boca de urna.
La alianza CDU-CSU ganó las elecciones con 33% de los votos, casi nueve puntos menos que los que obtuvo en 2013. En segundo lugar quedó el SPD del candidato Martin Schulz que, con 20,6% de los sufragios, logró el peor resultado de su historia.
En tanto, los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) recabaron 13% de los apoyos y celebraron así su estreno en el Parlamento, donde se erigirán como tercera fuerza política y la segunda de la oposición. AfD se convertiría, también, en el primer partido ultraderechista en entrar en el Parlamento desde la Segunda Guerra Mundial.
Unos minutos después de conocerse los sondeos, en una breve conferencia de prensa, Schulz habló de un día “difícil y amargo para la socialdemocracia” y reconoció que su partido “falló” al no haber logrado “convencer” a su base electoral tradicional. También anunció que el SPD volverá a la oposición para “renovarse”, con lo que dejó claro que no pactará de nuevo con Merkel.
Esta decisión deja a la canciller frente a una sola opción posible para gobernar: la de constituir un inédito tripartito con el Partido Liberal y Los Verdes, formaciones que ayer quedaron en cuarto (10%) y quinto lugar (9%), respectivamente, según los boca de urna.
Merkel reconoció ayer que hubiera deseado un mejor resultado, pero dijo que su partido había recibido “el encargo de volver a formar gobierno” y que asumirá esa responsabilidad “en diálogo sereno con otros socios”.
Por otro lado, la canciller prometió que intentaría “reconquistar” a los votantes de AfD, que en los últimos años creció en apoyo con un discurso euroescéptico y xenófobo, en contra de la política de Merkel frente a la crisis de los refugiados.
El candidato de la AfD, Alexander Gauland, aseguró ayer que, gracias al lugar que tendrán en el Parlamento, su partido “recuperará” el país y “a su pueblo”. A la vez, consideró que si su formación logró ser la tercera más votada es gracias al “idealismo” de quienes la apoyan. Agregó: “Lo que piensa la gente en la calle volverá a tener un lugar en el Bundestag”.
Un partido de extrema derecha entrará en el Parlamento y lo hará como el tercer partido más votado, con una representación muy por encima del 5% necesario para acceder al Bundestag. Con un discurso xenófobo y contrario al euro, Alternativa por Alemania (AfD) habría logrado un 12,6% de los votos (94 escaños), según los sondeos.
La aritmética indica que la ultraderecha de AfD podría tener, según las cifras preliminares cerca de 90 escaños en el Parlamento, lo que supone un potencial para marcar la agenda política y el debate nacional sin precedentes. El ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, consideró recientemente a AfD “verdaderos nazis”.
Extremismos aparte, buena parte de los alemanes ha votado por el continuismo. Merkel representa aún para muchos ciudadanos la estabilidad, en un mundo convulso en el que habitan Trump, Erdogan y Kim Jong-un. Representa la asertividad y la firmeza necesarias para hacer frente a las amenazas internacionales. Es también para sus votantes, la artífice de un periodo económico, que a pesar de la lacerante desigualdad que recorre el país y los estragos proyectados en el exterior por su política comercial, ha reportado altas cotas de bienestar a millones de ciudadanos en Alemania.
Jorge Basur