La presidenta de Chile, Michelle Bachelet aseguró que su gobierno está comprometido con la igualdad de género, ya que considera que es uno de los pilares básicos de la democracia y el desarrollo en igualdad de oportunidades.
“La equidad entre hombres y mujeres tiene una dimensión ética y también política, porque tiene una fuerte incidencia en el crecimiento económico. En otras palabras, ésta es una tarea que apunta integralmente a nuestro desarrollo”, aseguró.
Las declaraciones las realizó la jefa de Estado en el marco del lanzamiento de la Iniciativa para la Paridad de Género (IPG) en Chile, alianza público-privada impulsada a nivel internacional por el Foro Económico Mundial junto al Banco Interamericano del Desarrollo, que busca reducir la brecha de género y aumentar la participación económica y el progreso de las mujeres en el mercado laboral en nuestro país.
Ante esto explicó que la iniciativa será implementada por el “Grupo de Liderazgo” la que cuenta en sus filas con diferentes actores acordes con esta causa como representantes de empresas, autoridades de gobierno y actores de la sociedad civil.
“Terminar con la desigualdad de género, abrir oportunidades y espacios de participación para la mujer en todos los ámbitos de la vida social, es un asunto de justicia pero también una condición para el desarrollo”, acotó.
De esta forma el país prevé fortalecer las acciones en esta materia y dar solución a los estudios señalados por el Índice Global de Brecha de Género, elaborado por el Foro Económico Global en 2016, en el que Chile ocupa el lugar 70 de 144 países. Sin embargo, en relación con las brechas salariales de género, cae al 133.
Además, indicó que según el INE la tasa de participación laboral femenina a nivel nacional aumentó desde 45,3% en 2010 a 48,2% en 2015, pero muy lejos del 71% de la contribución masculina; y que si bien el ingreso medio mensual de las mujeres ocupadas aumentó entre 2010 y 2014, siguen ganando 29,7% menos que el ingreso medio mensual de los hombres.
“Los efectos de esas desigualdades son considerables, ante todo en términos humanos. Porque nunca podemos olvidar que detrás de las cifras, de las estadísticas, hay personas: y en este caso, miles de mujeres que, por diversos motivos, no logran ingresar al mundo del trabajo, o tienen salarios significativamente inferiores a los de los hombres, lo que tiene repercusiones personales y familiares. Pero también los efectos son económicos y sociales”, dijo.