FOZ DE IGUAZÚ, 21 de diciembre de 2025 – La cumbre semestral del Mercosur celebrada en suelo brasileño cerró ayer con una profunda división política que impidió un consenso oficial del bloque sobre la crisis en Venezuela. Mientras seis naciones suscribieron un duro documento exigiendo el fin de la represión, Brasil y Uruguay evitaron estampar su firma, priorizando sus críticas al “intervencionismo” de Estados Unidos por sobre la condena directa al régimen de Nicolás Maduro.
Un bloque dividido
Ante la imposibilidad de incluir un párrafo sobre Venezuela en la declaración conjunta del Mercosur —debido al veto de los países anfitriones—, los presidentes de Argentina, Paraguay y Panamá, junto a representantes de Bolivia, Ecuador y Perú, emitieron una declaración paralela. El texto exige el “restablecimiento inmediato del orden democrático” y la liberación de todos los presos políticos, denunciando una crisis humanitaria “devastadora”.
La postura de Brasil: La soberanía como escudo
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, justificó su negativa argumentando que el documento era “parcial”. Según fuentes de la cancillería brasileña (Itamaraty), Brasil estaba dispuesto a mencionar los derechos humanos, pero exigía incluir un rechazo explícito al despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe y a las sanciones económicas.
“Una intervención armada en Venezuela sería una catástrofe humanitaria y un precedente inaceptable para Sudamérica”, afirmó Lula durante la apertura de la cumbre, posicionándose nuevamente como un mediador que rechaza la presión externa.
Uruguay y el enfoque del “diálogo”
Por su parte, el presidente uruguayo Yamandú Orsi mantuvo una línea similar, aunque con matices. Su gobierno evitó la condena directa bajo la premisa de no profundizar el aislamiento de Caracas, lo que en la práctica dejó a Uruguay alineado con Brasil y alejado de sus socios históricos del bloque, como Paraguay y Argentina. Esta actitud ha sido criticada por la oposición uruguaya como una “complicidad silenciosa” con el régimen chavista.
El documento firmado “al margen” de la cumbre del Mercosur del 20 de diciembre de 2025, es la “Declaración de Foz de Iguazú por la Restauración Democrática en Venezuela”.
Dado que fue un documento paralelo y no una declaración oficial del bloque (por la falta de firmas de Brasil y Uruguay), el texto se estructuró en los siguientes puntos fundamentales:
Puntos principales del documento:
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Exigencia de Institucionalidad: El texto demanda el cese inmediato de la persecución política y el restablecimiento de la independencia de los poderes públicos en Venezuela.
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Cronograma Electoral Transparente: Los seis países firmantes instan al gobierno venezolano a fijar una fecha para elecciones generales que cuenten con observación internacional independiente y garantías plenas para todos los sectores.
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Liberación de Presos Políticos: Se solicita la libertad “inmediata e incondicional” de todas las personas detenidas por motivos políticos, mencionando específicamente a líderes opositores y activistas de derechos humanos.
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Atención a la Crisis Humanitaria: El documento expresa una “profunda preocupación” por el flujo migratorio masivo y exhorta a permitir la entrada de asistencia humanitaria internacional sin restricciones ideológicas.
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Compromiso con la Carta Democrática Interamericana: Los firmantes reafirman que la situación en Venezuela representa una ruptura del orden democrático que afecta la estabilidad y la integración de toda la región.
Países que suscribieron el texto:
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Argentina
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Paraguay
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Bolivia
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Panamá
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Ecuador
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Perú
El matiz de la discordia
El texto fue rechazado por Brasil debido a que los seis países mencionados se negaron a incluir un párrafo que condenara las sanciones económicas de Estados Unidos, algo que el gobierno de Lula da Silva consideraba indispensable para mantener un equilibrio. Por su parte, Uruguay, bajo el gobierno de Yamandú Orsi, consideró que el lenguaje del documento era “demasiado confrontativo” y prefería una redacción que priorizara el diálogo interno sin condenas explícitas, aunque tanto Brasil como Uruguay, saben que es imposible un diálogo con Maduro, explicaron analistas.













