Es una escena que se repite con una crueldad metódica, pero que parece invisible para los despachos de Ginebra. En estas fechas, donde el mundo celebra la unión y la paz, en Venezuela el silencio es el grito de los familiares de los presos políticos. Padres, madres e hijos esperan —muchas veces sin éxito— una respuesta sobre el destino de los desaparecidos y el estado de los detenidos en las mazmorras de la dictadura. Sin embargo, para los llamados “expertos” de la ONU, la prioridad no es el rastro de sangre y tortura del chavismo, sino la “ilegalidad” de las sanciones estadounidenses.
El reciente comunicado de cuatro relatores de la ONU es, por decir lo menos, una bofetada a las víctimas. Con una ligereza indignante, califican el bloqueo marítimo de EE. UU. como un “crimen de jurisdicción universal”, pero no encuentran una sola palabra para calificar el terrorismo de Estado que ha obligado a más de 7 millones de personas a huir de su patria. Resulta vergonzoso que se preocupen por la “inmunidad” de la cúpula madurista frente a procesos extranjeros, mientras esa misma cúpula goza de una impunidad absoluta para violar los derechos humanos a diario.
¿Dónde está el informe sobre las desapariciones forzadas? ¿Dónde está el llamado urgente por los presos políticos que pasan estas Navidades bajo tortura? El descrédito de la ONU cae a niveles históricos cada vez que sus voceros deciden mirar hacia otro lado. No se puede hablar de “salvaguardar el derecho internacional” cuando se ignora el derecho más fundamental de todos: el derecho a la vida y a la libertad de un pueblo secuestrado.
Al defender la “soberanía” de una dictadura por encima de la dignidad de sus ciudadanos, estos expertos no solo pierden su imparcialidad; pierden su humanidad. Es una traición institucional que deja a las víctimas del chavismo en el más absoluto desamparo internacional, mientras la burocracia de Naciones Unidas se convierte, por acción u omisión, en el departamento de relaciones públicas de un régimen criminal.
En estas fiestas, la verdadera noticia no son los tecnicismos legales de un comunicado sesgado. La noticia es el vacío en la mesa de miles de hogares venezolanos y el silencio cómplice de un organismo que nació para proteger a las personas, pero que hoy parece más interesado en proteger a sus verdugos.
Las cifras del silencio: Lo que la ONU no incluyó
Mientras los relatores se enfocan en los 104 fallecidos reportados en el incidente marítimo, los organismos independientes de DD.HH. recuerdan que:
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Presos Políticos: Se estima que cientos de venezolanos permanecen en centros de detención como “El Helicoide”, muchos sin juicio y bajo condiciones de tortura.
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Desapariciones: El uso de la “desaparición forzada temporal” se ha convertido en una herramienta sistemática para quebrar a la disidencia.
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El Clamor de las Familias: Este 24 de diciembre, mientras el mundo celebra, cientos de madres venezolanas realizan vigilias y cadenas de oración exigiendo saber si sus hijos siguen con vida.
- Mientras la Corte Penal Internacional (CPI) sigue guardando un imperdonable silencio sobre Venezuela y las violaciones a los derechos humanos.













