Con el ejemplo de la jefa: senadora kirchnerista quiso apropiarse a la fuerza de un despacho en el Congreso; llegó con ganzúas (Video)

Cuando la seguridad del Senado intentó frenar la avanzada, la senadora explotó en modo villana de telenovela: —¡Esto es un delito! —gritó, mientras ella cometía… bueno, un delito

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Y Cándida López juró con la mano izquierda - Foto Senado

Por Paco Tilla.-

El Senado argentino amaneció con un nuevo capítulo digno de Crónica TV mezclado con La Casa de Papel. La flamante senadora ultrakirchnerista por Tierra del Fuego, Cándida Cristina López, decidió que esperar la asignación de despachos era cosa de tibios. ¿Para qué perder tiempo en burocracia cuando podés contratar cerrajeros y entrar por la fuerza? Así nació la Operación Ganzúa y un caso claro de apropiación indebida.

La escena fue surrealista: Cándida llegó escoltada por un equipo de cerrajeros que parecían extras de Misión Imposible, listos para abrir puertas como si fueran cofres del tesoro. El objetivo: apropiarse de oficinas que habían quedado vacías tras el fin de mandato de otros legisladores. ¿Legal? ¿Quién necesita legalidad cuando tenés una llave francesa y actitud?

¿A quién puede llamar la atención la actitud de robar si el choreo ya viene incluido en la mentalidad de los “kirchos” y además con el ejemplo de la jefa presa por chorra?

Cuando la seguridad del Senado intentó frenar la avanzada, la senadora explotó en modo villana de telenovela:
—¡Esto es un delito! —gritó, mientras cometía… bueno, un delito.
Incluso amenazó con denunciar a quienes cumplían la ley. Ironías que harían llorar a Kafka.

Los pasillos se llenaron de murmullos: “¿Es un golpe institucional o un capítulo de Casados con Hijos?”. Algunos esperaban que apareciera un dron filmando la escena y un narrador diciendo:
“En el próximo episodio: ¿logrará Cándida entrar al despacho o terminará en el despacho del juez?”.

Días atrás, la senadora fue acompañada por un séquito de nueve personas – que no estaban permitidas- en el momento de jurar en el recinto del Senado y lo hizo con la mano izquierda al contrario de todos los legisladores. Pero los atropellos ya vienen implícitos en la soberbia de los “kukas”.

Por ahora, la única certeza es que el Senado argentino sigue siendo el mejor reality show del país. Y que, si alguna vez se hace una serie sobre política nacional, este episodio se llamará: “Llaves, gritos y ganzúas: la revolución de los despachos”.