Bajo sospecha: entre el lujo de la AFA y la lupa de la Justicia sobre el dinero del fútbol argentino, viajes millonarios y hasta un “secanucas”

El "Secanucas" y el poder del séquito: el estilo de Claudio Tapia ha generado una mezcla de indignación. Durante la última Copa América, una imagen se volvió viral y simbolizó, para muchos, el exceso de su gestión: la presencia de un asistente personal cuya única tarea visible era secarle la nuca con una toalla para mitigar el sudor del presidente de la AFA

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Medios de prensa en la puerta de la sede de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Buenos Aires - Foto: Prensa AFA -Barcex

La oficina del tercer piso en la calle Viamonte en Buenos Aires, sede de la AFA, parece hoy más un búnker que una asociación deportiva. Mientras la Selección Argentina goza de un presente dorado en lo deportivo, en los tribunales de Comodoro Py y en los pasillos de la Inspección General de Justicia (IGJ) se empieza a tejer un relato menos glamoroso: el de la “ruta del dinero del fútbol”, una trama de contratos opacos y un estilo de vida presidencial que roza lo monárquico.

En el centro del huracán se encuentra Claudio “Chiqui” Tapia, el hombre que logró lo que parecía imposible: sobrevivir al post-grondonismo y erigirse como el “dueño” del fútbol argentino.

De la escoba al trono: un ascenso vertiginoso

La biografía de Tapia es, para sus seguidores, un ejemplo de superación; para sus detractores, un enigma financiero. Su pasado como barrendero en Manliba y su posterior ascenso en el sindicato de Camioneros de la mano de su ex suegro, Hugo Moyano, marcaron sus inicios.

Sin embargo, su salto de la presidencia del humilde Barracas Central al sillón de la AFA en 2017 transformó no solo su perfil político, sino su estándar de vida. En pocos años, el dirigente pasó de las asambleas sindicales a ser el hombre fuerte del fútbol argentino.

“Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, comenzó su carrera trabajando como barrendero y recolector de residuos en la empresa Manliba, afiliándose al gremio de Camioneros donde conoció a Hugo Moyano, su suegro, lo que le abrió las puertas al poder en el fútbol argentino desde el ascenso hasta la presidencia de la AFA en 2017, cargo en el que continúa.

Vuelos Privados Millonarios: Investigaciones periodísticas han puesto el foco en el uso recurrente de jets privados para traslados personales y de su círculo íntimo, con costos que ascienden a decenas de miles de dólares por tramo, facturados bajo conceptos que la justicia intenta determinar y compra de mansiones lujosas que nadie puede explicar.

  • Contratos de Amigos: La lupa judicial se posa sobre la cesión de derechos digitales, patrocinios y la organización de partidos amistosos a empresas de reciente creación o con vínculos sospechosos con el entorno del dirigente.

El “Secanucas” y el poder del séquito

Más allá de los balances contables, el estilo de Tapia ha generado una mezcla de indignación y burla en las redes sociales. Durante la última Copa América, una imagen se volvió viral y simbolizó, para muchos, el exceso de su gestión: la presencia de un asistente personal cuya única tarea visible era secarle la nuca con una toalla para mitigar el sudor del presidente.

Este episodio, lejos de ser una anécdota de color, alimentó las críticas sobre la estructura de “vasallaje” que parece rodear a la conducción actual de la AFA, donde el personalismo absoluto desplaza a la institucionalidad.

La Justicia tras la huella del dinero

La situación judicial no es menor. Existen denuncias que apuntan a una presunta administración fraudulenta y lavado de activos. Los puntos clave que investigan los magistrados incluyen:

  1. La Doble Caja: El origen de los fondos para el mantenimiento de un nivel de vida que no coincidiría con sus ingresos declarados.

  2. Influencia en el Ascenso: El sospechoso crecimiento deportivo de clubes vinculados a su círculo cercano.

  3. Contratos de Marketing: Se investigan irregularidades en la concesión de servicios a empresas que no tendrían antecedentes en el rubro pero que manejan millones de dólares en publicidad oficial de la Selección.

Mientras la pelota sigue rodando y los éxitos de la “Scaloneta” actúan como un escudo político formidable, en los tribunales se intenta descifrar si el fútbol argentino es hoy una institución deportiva o un engranaje de negocios privados montado sobre la pasión de millones.