Gustavo Petro y su propuesta imposible: “ un gobierno de transición compartido” en Venezuela que será solo oxígeno para Maduro

Integrar a Maduro en un gobierno de transición es premiar la ilegalidad. Petro propone nuevas elecciones, pero ¿para qué repetirlas si ya hubo comicios y el dictador los perdió? Sin desmontar el aparato chavista, cualquier elección será otra farsa

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Petro y Maduro, una propuesta indecente - Foto: Mippci

Gustavo Petro ha lanzado una idea tan audaz como desconectada de la realidad: un “gobierno de transición compartido” en Venezuela para abrir caminos hacia la democracia “sin presiones indebidas”. El problema es que esta propuesta no solo es incongruente, sino que parece diseñada para darle un respiro al régimen de Nicolás Maduro, no para resolver la crisis venezolana.

La realidad que Petro ignora

Maduro no negocia su poder. Ha vetado todo acuerdo posible con la oposición, ha perseguido a sus líderes y ha convertido las instituciones en instrumentos de control. Tras las elecciones de julio de 2024, el chavismo proclamó su victoria sin publicar las actas por mesa, requisito básico para validar los resultados. La oposición presentó 25.575 actas que daban como ganador a Edmundo González con más de 7,4 millones de votos frente a los 3,3 millones de Maduro, pero el régimen se atrincheró en la opacidad y la represión. ¿Cómo se puede hablar de transición con quien niega la evidencia y gobierna a punta de fraude? [eltiempo.com]

Las palabras de Petro

Petro insiste en que la salida debe ser negociada:

“Por eso me opongo a salidas que no sean dialogadas y que intenten el triunfo de un sector sobre el exterminio del otro”. 

Su propuesta central:

“Un gobierno de transición compartido para convocar una voluntad popular amplia que decida sobre acuerdos y puede abrir caminos de democracia, sin presiones indebidas”. 

Y justifica su posición culpando al bloqueo:

“Dije públicamente: no son libres las elecciones bajo un país bloqueado”.

Incluso reveló que medió entre Maduro y Biden:

“Participé activamente buscando un diálogo nacional en Venezuela, y medie algo entre el gobierno de Maduro y el de Biden, antes de elecciones”.

La oposición responde

La propuesta de Petro ha sido recibida con rechazo frontal por los líderes opositores. María Corina Machado fue contundente:

“Se acabó la excusa de estar esperando las actas. Llegó la hora de la definición para los gobiernos democráticos del mundo: tienen que decidir de qué lado están, del lado de la tiranía y la violencia, o del lado de la democracia, la Constitución y el pueblo de Venezuela”.

En su Manifiesto de Libertad, Machado advirtió:

“Ningún gobernante, facción o fuerza tiránica puede dictar lo que es nuestro por derecho: la libertad no es un privilegio concedido por el gobierno”. 

Edmundo González, presidente electo según las actas, también ha reiterado que la única salida es hacer valer el resultado real y garantizar una transición sin el chavismo en el poder, no compartirlo.

Un gobierno compartido: la legitimación del fraude

Integrar a Maduro en un gobierno de transición es premiar la ilegalidad. Petro propone nuevas elecciones, pero ¿para qué repetirlas si ya hubo comicios y el dictador los perdió? Sin desmontar el aparato chavista, cualquier elección será otra farsa.

Más salvavidas que solución

Las explicaciones de Petro suenan más a un intento de suavizar la presión internacional sobre Maduro que a una propuesta seria. Al culpar a las sanciones y al bloqueo por la falta de democracia, Petro desplaza la responsabilidad del fraude hacia factores externos, minimizando el papel del chavismo en la destrucción institucional. Eso no es mediación: es complicidad.

Conclusión

La democracia no se construye con atajos que legitiman dictaduras. Un gobierno de transición con Maduro es imposible, ilegítimo y peligroso. La única salida real pasa por exigir transparencia, reconocer el resultado verdadero y garantizar una transición sin el chavismo en el poder. Todo lo demás es humo político.