La Argentina inexplicable: una condenada por corrupción que hace política partidaria mientras sus seguidores buscan hacer caer al gobierno

Con enormes privilegios, la presidiaria Cristina Kirchner recibe a un peinador, una maquilladora, amigos y a esta altura a cualquiera que pase por la calle. Solo falta saber quien es el que entra "a medirle el aceite" a la convicta

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Reunión política en la celda de lujo de la reclusa. Una convicta con privilegios - Foto: @lucampora

Por Paco Tilla.-

Lo que se vive hoy en Argentina puede ser inexplicable para muchos porque una Justicia que tolera que una condenada por corrupción se burle de todos manejando a su antojo las acciones del políticas del kirchnerismo desde su prisión dorada con beneficios, no deja en buena posición al Poder Judicial.

Cristina Kirchner no tiene límites; liquidó en forma voraz todo lo que encontró a su paso durante sus mandatos presidenciales y dejó a la Argentina en situación de tierra arrasada.

Con privilegios que ningún presidiario tiene, la reclusa – en la supuesta “prisión domiciliaria” – realiza reuniones políticas y mesas de trabajo, recibe visitantes, utiliza las redes sociales para atacar a a quienes se le oponen, sale al balcón a bailar y saludar a los captados por la secta kirchnerista y demuestra que la corrupción tiene sus ventajas y que los delincuentes de guante blanco nunca pagan por sus delitos.

Con todos estos privilegios, la rea recibe a un peinador, una maquilladora, amigos y a esta altura a cualquiera que pase por la calle. Solo falta saber quien es el que entra “a medirle el aceite” a la convicta.

Mientras, los acólitos de la secta K conspiran y dinamitan los actos de Milei, cortando con violencia las caravanas de la campaña electoral para las legislativas de octubre 2025, en un intento constante de hacer caer al gobierno de Milei.

En definitiva, no son demócratas; son golpistas…