En otro capítulo surrealista de la “prisión domiciliaria” con privilegios que ningún preso recibe, el presidente de Brasil, Lula da Silva, visitó a Cristina Kirchner en el lujoso piso donde cumple condena la presidiaria y las fotografías del momento muestran lo que debe ser vivir en esas “precarias condiciones”, que más que un castigo por sus delitos de corrupción, parecen un beneficio.
Vestida para ocasión, tras los servicios de su peluquero personal y la maquilladora de confianza, la rea recibió a su viejo amigo y desde luego con pantalones para disimular la tobillera electrónica que ordenó la Justicia.
Lejos de admitir sus culpas, insiste en presentarse como víctima cuando en realidad la expresidenta ha sido la victimaria de millones de argentinos que dejó hundidos en la pobreza y la desigualdad.
K-Chorra escribió en la red X: “HOY RECIBIMOS AL COMPAÑERO Lula en mi casa, donde estoy bajo detención domiciliaria por decisión de un Poder Judicial que hace tiempo dejó de disimular su subordinación política y se convirtió en un partido político al servicio del poder económico. Lula también fue perseguido, también le hicieron lawfare hasta meterlo preso, también intentaron callarlo. No pudieron. Volvió con el voto del pueblo brasileño y la frente en alto. Por eso hoy SU VISITA FUE MUCHO MÁS QUE UN GESTO PERSONAL: FUE UN ACTO POLÍTICO DE SOLIDARIDAD”.
Lo que no dijo la convicta es que su compañero brasileño pudo presentarse a las elecciones porque se anuló el juicio por un tema de jurisdicción y no porque Lula fuera inocente, como bien explicaron los jueces.
Para entender lo que decimos es importante aclarar que Lula no fue declarado inocente de su causa penal por corrupción, el juicio en su contra en Brasil se declaró nulo por un tema de jurisdicción del tribunal que lo sentenció y no por su inocencia en el caso.
Lula había sido declarado culpable por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, pero en 2021 el Supremo Tribunal Federal (STF) revocó estas condenas al entender que a Lula no se le habían respetado sus derechos de jurisdicción del tribunal durante el proceso llevado a cabo por el entonces juez Sergio Moro y anunció la apertura de un nuevo juicio penal, cuya fecha aun se desconoce.
Tendrá por eso un nuevo juicio que se viene dilatando en el tiempo y por esto Lula comenzó a blindarse nombrando a dos magistrados afines ideológicamente en el Supremo Tribunal Federal de Brasil, Cristiano Zanin, abogado personal del mandatario y su amigo Flávio Dino, juez militante en el Partido Comunista brasileño y con otro ministro del STF ya en funciones, Alexandre de Moraes, que se considera cercano al presidente brasileño.
