
Haití atraviesa una de sus crisis más profundas en décadas, marcada por una creciente expansión del control territorial de las pandillas, el uso de armamento militar y drones, y el colapso progresivo de la autoridad estatal. Así lo denunció este miércoles Miroslav Jenca, secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Políticos, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Durante su intervención, Jenca alertó sobre una “grave erosión de la autoridad estatal y del estado de derecho”, describiendo un escenario de brutal violencia de pandillas que afecta todos los aspectos de la vida pública y privada en el país caribeño.
Las pandillas, que ya han paralizado Puerto Príncipe y forzado la suspensión de vuelos internacionales, están ahora avanzando hacia el norte. El más reciente ataque al municipio de La Chapelle, en el departamento de Artibonite, desplazó a al menos 8.890 personas, elevando aún más las cifras de una crisis humanitaria alarmante.
Expansión territorial y sofisticación táctica
Aunque la capital sigue siendo el epicentro de la violencia, los recientes asaltos en Mirebalais evidencian la intención y capacidad de los grupos criminales para expandirse más allá del área metropolitana. El ataque a la penitenciaría de esa ciudad en marzo, que resultó en la fuga de 529 presos de alta peligrosidad, fue ejecutado con un nivel inusitado de coordinación táctica, incluyendo el uso de drones para vigilancia.
Ghada Waly, directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), expresó su preocupación por el incremento en la demanda de armas de uso militar y el empleo cada vez más frecuente de drones por parte de bandas armadas. Esta tecnología, inicialmente utilizada para monitorear a la policía, ha comenzado a ser replicada por la Fuerza de Tarea de Seguridad Haitiana, que ahora emplea drones para obtener inteligencia, realizar ataques selectivos y tratar de recuperar zonas bajo control criminal.
Waly advirtió sobre el peligro de desplegar armamento avanzado en áreas densamente pobladas, lo que podría agravar la ya crítica situación humanitaria.
Una misión internacional insuficiente
A pesar de un año de operaciones, la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), liderada por Kenia, no ha logrado contener el avance de las pandillas ni restablecer la autoridad estatal. Jenca subrayó que sin un apoyo internacional sustancial —tanto logístico como financiero—, “el panorama es sombrío”.
El funcionario instó a los Estados miembros a realizar contribuciones voluntarias adicionales al Fondo Fiduciario de la MSS, y respaldó la recomendación del Secretario General para establecer una oficina de la ONU que refuerce el apoyo operativo y logístico a la misión en Haití.
Cifras alarmantes de violencia y desplazamiento
El sufrimiento de la población civil continúa en ascenso. Según datos de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), solo en lo que va del año se han registrado 4.026 homicidios intencionales, incluyendo 376 mujeres y 89 menores de edad. La violencia también ha causado el desplazamiento forzado de 1,3 millones de personas.
Especialmente alarmante es el aumento de la violencia sexual como herramienta de control social. Entre marzo y abril, BINUH documentó 364 incidentes que involucraron a 378 sobrevivientes, una práctica sistemática que busca aterrorizar a las comunidades.
Llamado urgente a la comunidad internacional
La ONU reitera que sin una intervención internacional más decidida y sostenida, Haití podría enfrentarse a un colapso total de su aparato estatal. Mientras las pandillas ganan terreno y poder, la población civil paga el precio más alto en medio de una violencia desenfrenada, desplazamiento masivo y una creciente crisis humanitaria.
“El tiempo se agota para revertir esta espiral de violencia. Haití necesita más que nunca el respaldo firme de la comunidad internacional”, concluyó Jenca.