El reloj de arena de la recuperación europea en la guerra comercial Trump-UE

La advertencia final de Trump resonó como un trueno horas antes: “Las cartas con las nuevas tarifas ya están firmadas. Algunas llegarán al 70 %”

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Foto: commission.europa.eu

Héctor J. Zarzosa González *

El aire en la sala de negociaciones del Departamento del Tesoro en Washington se espesa con cada minuto que pasa. Maroš Šefčovič, comisario europeo de Comercio, ajusta el nudo de su corbata bajo la mirada de los enviados de Donald Trump. Faltan 48 horas para que expire el plazo del 9 de julio, fecha en la que EE. UU. podría imponer aranceles del 50 % a las exportaciones europeas si no se alcanza un acuerdo. La advertencia final de Trump resonó como un trueno horas antes: “Las cartas con las nuevas tarifas ya están firmadas. Algunas llegarán al 70 %”.

Mientras Šefčovič negociaba en Washington, en Bruselas estallaba la grieta que amenaza la unidad europea. Alemania, con su industria automotriz temblando ante un arancel del 27,5 % (frente al 2,5 % pre-Trump), exige un acuerdo inmediato. El canciller Friedrich Merz advierte: “Un pacto rápido evitará una guerra comercial total”. Las acciones de Volkswagen y BMW ya cayeron un 12,3 % en junio, anticipando el impacto.

Francia responde con frialdad olímpica. Emmanuel Macron, en un discurso desde el Elíseo, rechaza “firmar a cualquier costo”: “Si el texto es desequilibrado, Europa debe mostrar músculo”. Su ministro de Economía, Éric Lombard, añade un guiño estratégico: “¿Alternativa? Acelerar la ratificación del acuerdo con el Mercosur”. La ironía es palpable: el tratado con Sudamérica, bloqueado por París en diciembre de 2024 por presiones agrícolas, resurge como escudo ante Trump.

En lo más crudo de las negociaciones, Trump lanzó un misil dirigido al corazón de Europa: 17 % de aranceles a alimentos y productos agrícolas. La amenaza, confirmada a Šefčovič el 4 de julio, apunta a iconos como el queso Kerrygold irlandés, el aceite de oliva español o los vinos de Burdeos. Para Francia, donde el sector vitivinícola factura €1.600 millones anuales en EE. UU., el golpe sería devastador.

La Comisión Europea ya tiene lista su artillería pesada: €20.000 millones en represalias inmediatas (desde whiskies Bourbon hasta aviones Boeing) y otro paquete de €95.000 millones si Trump activa los aranceles máximos. Pero Ursula von der Leyen prefiere la contención: “Priorizamos una solución negociada”, insiste.

La sombra de Trump acelera lo impensable. Según analistas del CEPII (Centro de Estudios Prospectivos de París), la presión arancelaria estadounidense podría forzar a Francia a aceptar el acuerdo UE-Mercosur. “El sector industrial francés, especialmente automotriz y vinícola, exige diversificar mercados”, explica Antoine Bouët. El tratado, congelado en 2024 por el lobby agrícola galo, ofrece acceso a un mercado de 283 millones de consumidores.

Macron busca una salida elegante: exigir “ajustes simbólicos” en controles fitosanitarios para mostrar victoria política. Mientras, el presidente del Banco Central francés, François Villeroy de Galhau, le susurra al oído: “El acuerdo amortiguaría el choque de las tarifas de Trump”.

Frente a la imprevisibilidad de Trump, Europa adopta una táctica insólita: la calma calculada. Como señala Reuters Breakingviews, la UE “ni escala ni capitula”. Tres razones sostienen esta frialdad:

1. Los tribunales estadounidenses ya declararon ilegales los aranceles de Trump bajo la Ley de Emergencia Económica (IEEPA).

2. La tregua con China es “frágil” y su alianza con Elon Musk se resquebrajó.

3. Los aranceles podrían aumentar la inflación en EE. UU. en 1,8 puntos porcentuales, según el Tax Foundation. Cada hogar pagaría $1.442 extra en 2026.

El silencio de Bruselas es estratégico. Como señaló Gill en abril: “Estamos preparados para defender nuestros intereses”. La UE cuenta con herramientas para mitigar el impacto: desde alianzas comerciales alternativas (Mercosur, India) hasta el respaldo judicial en EE. UU. La próxima movida de Trump definirá si el 9 de julio pasa a la historia como un día de diplomacia o de ruptura.

*Perfil del autor

Héctor J. Zarzosa González es Ingeniero Superior de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y cuenta con diversas maestrías, entre ellas un doble MBA y otra en Project Management Internacional.
Es Corresponsal de ICN Diario en Europa.
Es Director Técnico del Grupo Corporación Marítima Lobeto Lobo.
Es Diplomado en Docencia Universitaria, autor de importantes publicaciones, y ejerce además como director de diferentes planes formativos, siendo docente en diversas universidades como la UPM, la Universidad de Alcalá o la Universidad San Francisco de Quito.