La situación económica y financiera del régimen castrista es crítica

La crisis de salud es otro factor de la crisis generalizada. Escasean el agua y el jabón. Escasean los medios para la higiene del hogar. Escasean las medicinas hasta para los pacientes crónicos

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Por Luis Zúñiga.-

Por casi una década hemos visto al régimen castrista sumido en una severa crisis económica que no acaba de implosionar. Muchos observadores y exiliados han llegado a pensar que el deterioro es “infinito” y que el régimen siempre se las arreglará para subsistir. Pero, en realidad, la situación económica y financiera del régimen ha entrado a una fase crítica y posiblemente final.

Es cierto que por mucho tiempo el régimen contó con aliados que le aportaron grandes ayudas como Rusia y China, y otros con ayudas circunstanciales, como México y España, a los que se les hace más difícil continuar con ayudas gratuitas al régimen de La Habana.

Un golpe demoledor ha sido el distanciamiento de China. Con una visión pragmática y diferente a la época de Mao, China le ha aportado créditos al régimen cubano, pero dejó de hacerlo por la falta de pagos. China sigue exigiéndole que le paguen por los autobuses Yutong que vendieron a la isla y por los equipos Huawei que operan las telecomunicaciones de Cuba. Por ese impago, China suspendió este año la importación anual de más de 400,000 toneladas de azúcar de Cuba. De hecho, China no ha invertido un solo dólar en la isla mientras invierte billones en México, Brasil, Perú y Chile.

Rusia, no luce estar dispuesto a concederle más créditos importantes. Entre el 2006 y el 2019, Rusia le prestó unos $2,300 millones para financiar proyectos de energía y transportes que tuvieron dudosos resultados. En octubre del 2015, le ofreció un crédito de $1,200 millones para construir termoeléctricas, sin embargo, el régimen castrista no pudo cumplir con los requerimientos del préstamo y en el 2022 Rusia lo denegó. Desde entonces, las “ayudas” rusas han sido ínfimas en valor como los últimos créditos otorgados: uno por $60 millones para comprar combustibles y otro por $2 millones para adquirir piezas de repuesto para el sistema eléctrico…

Venezuela, el mayor benefactor del régimen, tiene su propia crisis y su ayuda ha quedado reducida a cada vez menores envíos de petróleo. De los 56,000 barriles de petróleo por día (bpd) que envió como promedio en el 2023, cayó a 32,000 bpd en el 2024 y comenzó el 2025 con solo 22,000 bpd. El mes pasado, mayo, tuvo un aumento temporal a 50,000 bpd debido a que Venezuela tuvo muchas dificultades para vender su petróleo por las sanciones de Estados Unidos (EEUU). Pero “la caja contadora venezolana” ya dejó de existir.

Al régimen le queda una fuente de ayuda que se llama Unión Europea que anualmente les regala unos 155 millones de euros y un Club de París que encuentra vías para refinanciarle al régimen su deuda con el Club y abrirle nuevas fuentes de créditos que, aunque pequeñas, significan “sorbos de oxígeno” para el régimen.

Sin embargo, también le vienen problemas mayores en Europa. La Asamblea de la Resistencia Cubana ha ido ganando apoyo para ponerle fin a esas “ayudas” de la Unión Europea. Cada vez son más los países y parlamentarios que alzan su voz para que esa indebida asistencia económica termine.

Otro escenario adverso para el futuro inmediato del régimen es la pérdida de la demanda presentada en la Corte Real de Londres contra el régimen castrista por empresarios privados reunidos en el “Fondo de Recuperación de Deudas de Cuba”. Esa derrota judicial y económica tiene dos consecuencias: La primera es que forzó al régimen a pagar 62 millones de euros más los costos de corte que fueron millonarios también por las múltiples apelaciones. Y la segunda porque creó el precedente jurídico de que el régimen es responsable de las deudas del extinto Banco Nacional de Cuba, que el régimen declaró en “bancarrota” buscando desaparecer sus deudas con empresarios comerciales privados. Ese mismo grupo de empresarios comerciales está presentando otra demanda en la misma corte reclamándole al régimen $1,300 millones en deudas privadas.

Todas estas circunstancias han llevado a que el régimen no tenga como importar el 85% de lo que consume y tenga que mendigar donaciones internacionales y pedidos al Fondo de Asistencia Humanitaria de Naciones Unidas al que acuden los países bajo desastres naturales, para conseguir alimentos de emergencia. Así de crítica está la situación en Cuba.

La agricultura está semiparalizada. Los campos antes cultivables, están abandonados y llenos de marabú. Los campesinos no tienen semillas, abonos ni equipos para arar la tierra. Recurren a los bueyes como en la época colonial. El régimen reconoce que las industrias porcinas y ganaderas están en crisis. Los animales se le mueren por hambre más que por sacrificios subrepticios. Los huevos hay que importarlos.

El suministro eléctrico tan esencial en la vida moderna es un desastre en Cuba. Las termoeléctricas de manufactura soviética que ya nadie usa, tienen no menos de 40 años de servicio y, peor aún, con un pobre mantenimiento. Constantemente se rompen y la isla está padeciendo cortes eléctricos de hasta 20 horas diarias. Ningún país puede funcionar bajo esas condiciones. La población está exhausta por no poder dormir soportando el calor del trópico. Las industrias están semiparalizadas por la falta de energía, los alimentos echándose a perder por los frigoríficos sin frío. Hay una severa escasez de agua porque sin electricidad no pueden funcionar las bombas que la mueven. Las escuelas semicerradas.

Por otra parte, el transporte que siempre ha sido escaso, ahora esta en crisis porque se le suman los problemas del combustible y las piezas de repuesto. Hay muchísimos pueblos aislados. Las calles y carreteras están en muy mal estado y colaboran a más roturas.

La crisis de salud es otro factor de la crisis generalizada. Escasean el agua y el jabón. Escasean los medios para la higiene del hogar. Escasean las medicinas hasta para los pacientes crónicos. Los hospitales dan pena por su estado de deterioro y falta de higiene. Las cirugías reservadas para los casos de emergencia. Faltan médicos. Hay enfermedades de todo tipo, hasta varias que se habían dado por erradicadas años atrás.

Cuba es un país semiparalizado y sumido en una crisis social generalizada. La incapacidad del régimen para encontrar soluciones está más que demostrada, pero su aferramiento al poder está llevando al país a otra explosión social que puede terminar en una guerra civil. Esta crisis, es final.