ONU asegura que el reclutamiento de menores en bandas armadas ha aumentado un 70% en el último año

A esto se suma un aumento alarmante de la violencia sexual contra menores que ha crecido un 1000% en el último año, exacerbando aún más su vulnerabilidad

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La crisis humanitaria en Haití ha alcanzado un punto de quiebre devastador, con niños como las principales víctimas de una violencia descontrolada y la falta de respuestas efectivas. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), uno de cada ocho niños en el país es ahora un desplazado interno, resultado de la escalada de violencia impulsada por los grupos armados que controlan gran parte de Puerto Príncipe y sus alrededores.

En un informe reciente, UNICEF reveló que más de 500.000 niños han sido desplazados de sus hogares, lo que supone un aumento del 48% desde septiembre de 2024. En total, más de un millón de haitianos viven en condiciones de desplazamiento, y la mitad de ellos son menores de edad.

“Es un momento horrible para ser niño en Haití, con la violencia destrozando vidas y obligando a más niños y familias a abandonar sus hogares”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. Sus palabras reflejan una realidad sombría que necesita atención urgente.

Niños en el epicentro de la violencia

Décadas de pobreza, desigualdad y crisis política han dado lugar al auge de grupos armados, cuyo impacto en la población infantil es devastador. Según informes recientes, el reclutamiento de menores en estas organizaciones ha aumentado un 70% en el último año, representando hasta el 50% de las filas de algunos grupos armados.

Estas prácticas, condenadas por el derecho internacional, no solo violan los derechos de los niños, sino que los exponen a una vida de violencia y explotación. A esto se suma un aumento alarmante de la violencia sexual contra menores, que ha crecido un 1000% en el último año, exacerbando aún más su vulnerabilidad.

La crisis humanitaria también ha afectado gravemente el acceso a servicios esenciales. Miles de niños carecen de educación, atención médica y acceso a agua potable, lo que aumenta el riesgo de desnutrición y enfermedades.

El país enfrenta un resurgimiento del cólera, con cerca de 88.000 casos sospechosos, y las condiciones insalubres en los campos de desplazamiento han creado un terreno fértil para la propagación de enfermedades. Los menores, que ya enfrentan desnutrición severa, son los más afectados.