Haití: Más de un millón de personas han tenido que abandonar sus hogares en un año por la violencia de las pandillas

La deportación de cerca de 200.000 haitianos principalmente desde la República Dominicana ha incrementado la presión sobre los servicios sociales en Haití ya saturados por la crisis interna

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El recrudecimiento de la violencia de las bandas en Haití ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes, triplicando el número de personas desplazadas en solo un año, según alertó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Más de un millón de haitianos han tenido que abandonar sus hogares, frente a los 315.000 registrados a finales de 2023.

Kennedy Okoth Omondi, portavoz de la OIM, destacó que la mayoría de estas personas han sido desplazadas en múltiples ocasiones. “Actualmente, alrededor de 1.041.000 personas viven desplazadas en Haití, con un alto porcentaje proveniente de la capital, Puerto Príncipe, donde la violencia es implacable y los servicios esenciales, como la atención sanitaria y la seguridad alimentaria, están colapsados”, explicó Omondi.

La violencia se extiende más allá de la capital

Si bien Puerto Príncipe es el epicentro de esta crisis, la violencia de las bandas ha alcanzado provincias vecinas. En el departamento de Artibonite, el desplazamiento se triplicó durante 2024, afectando a más de 84.000 personas. Las comunidades de acogida, ya limitadas en recursos, están desbordadas por la llegada masiva de desplazados.

“Muchos haitianos buscan refugio en otras provincias, poniendo presión sobre los escasos recursos disponibles y aumentando las tensiones locales”, indicó Omondi.

La espiral de violencia en Haití cobró más de 5.600 vidas durante 2024, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU. En las últimas semanas, las bandas han perpetrado masacres que dejaron cientos de víctimas, muchas de ellas desmembradas en rituales relacionados con creencias de vudú.

Además, la ONU documentó 315 linchamientos de presuntos miembros de bandas, en algunos casos con la presunta colaboración de agentes policiales. A este panorama se suma el asesinato de tres periodistas durante un ataque a una rueda de prensa en diciembre, subrayando el creciente riesgo para la libertad de prensa y la seguridad en el país.

Deportaciones agravan la crisis

La deportación de cerca de 200.000 haitianos, principalmente desde la República Dominicana, ha incrementado la presión sobre los servicios sociales en Haití, ya saturados por la crisis interna. “Las comunidades ya luchan por sobrevivir, y esta situación ha sobrecargado aún más los recursos disponibles”, subrayó el portavoz de la OIM.

Los lugares de refugio improvisados en la capital se han multiplicado, pasando de 73 a 108 en un año. Estos espacios presentan condiciones alarmantes: hacinamiento extremo, falta de alimentos, agua potable y saneamiento básico, así como riesgos de enfermedades y violencia.

El plan de respuesta humanitaria de la ONU para Haití, que requiere 674 millones de dólares, solo ha recibido el 42% de los fondos necesarios, dejando un déficit de 388 millones de dólares.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido mayores esfuerzos internacionales para apoyar a la Policía Nacional de Haití y la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, liderada por Kenia. Hasta ahora, 750 efectivos de países como Belice, El Salvador, Guatemala, Jamaica y Kenia han sido desplegados, con planes para sumar otros 600 policías.

Mientras la comunidad internacional evalúa nuevas medidas, Haití sigue enfrentándose a una crisis humanitaria que amenaza con profundizar aún más el sufrimiento de su población. La necesidad de asistencia inmediata es apremiante para salvar y proteger vidas en un país al borde del colapso.