El cese de Víctor Björgan como asesor de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (SIEE), en Uruguay, ha provocado la desubicada respuesta del Frente Amplio, que se convierte a la vez en uno de los papelones mayúsculos de la coalición de izquierda, y que desnuda, justamente, la carencia de inteligencia del candidato Yamandú Orsi y de algunos de sus compañeros frenteamplistas.
A Orsi, sabemos que es difícil sacarle una definición coherente y en este caso es increíble que nadie le aconsejara -para no dejarlo en evidencia de sus carencias- que no dijera la barbaridad que expresó en rueda de prensa: “Una de las personas que decidió adherir a nuestra candidatura fue expulsada, fue echada del trabajo que tenía. Empezamos mal si pensamos de verdad que un país tiene que dialogar, como nos están diciendo. Para eso tenemos que tener la amplitud y la generosidad de entender que la ciudadanía es libre de votar y adherir a lo que cada uno quiera”, aseveró el candidato del FA sobre Víctor Björgan.
A ver si nos entendemos. La función del cesado era un cargo de particular confianza en un sector tan delicado como es la inteligencia estratégica del Estado. Asesoraba al titular de esa oficina que trata asuntos de alta sensibilidad para el país, no era consultor del directorio del BPS, o de OSE o de otro organismo estatal, donde no está en juego asuntos delicados de gobierno
Björgan, por su cuenta resolvió adherir públicamente a la candidatura del izquierdista Orsi. No le avisó a nadie de su decisión y se pasó de un día para otro de partido político, aunque en forma que parece una burla dijo; “Soy orgullosamente blanco, pero el 24 de noviembre voy a votar a Orsi”.
Tiene todo su derecho a cambiar de ideología política, pero lo que no es de recibo es la falta de ética del cesado al pretender seguir usufructuando un cargo que le otorgó el Partido Nacional y que -como dije- es de alta sensibilidad para el Estado. Debió renunciar al momento de irse.
Lo grave es que desde el propio Frente Amplio no cuidan a su candidato, lo dejan exponerse al ridículo y sus “asesores”, tan incoherentes como él, alimentan este disparate y el propio jefe de campaña de Orsi, Alejandro Sánchez, en un programa de TV dijo que, a Björgan, “por haber anunciado apoyar a Orsi, lo echaron” del cargo.
¿Qué pretendían desde el Frente Amplio; qué aplaudieran a Björgan, qué le hicieran mimos? ¿Que lo mantuvieran asesorando al gobierno desde tiendas políticas enemigas?
Encontraron que “victimizarse” era la forma de manifestar enojo por algo que era lógico que sucediera, el cese de un funcionario que ya no cuenta con la confianza del actual gobierno.
A la vez, resulta inexplicable que los servicios de inteligencia del Foro de São Paulo, tan cercanos al Frente Amplio, no les explicaran el papelón que iban a hacer al defender lo indefendible. El cese de Víctor Björgan era lo que correspondía.
¿Tal vez Orsi pretendía que Víctor Björgan continuara como “topo” del FA, en la inteligencia del Estado? ¿Tan idiotas piensan que somos los ciudadanos uruguayos?
R.V.