¿Quién puede detener al tirano de Venezuela y a sus cómplices?

No es el momento de acciones tibias; son necesarias respuestas concretas del mundo libre para defender a los ciudadanos de una Venezuela en manos de un déspota sin escrúpulos, capaz de cometer sanguinarios actos con tal de mantenerse en forma ilegal en el poder.

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Los rostros y los nombres de los encubridores del fraude y la represión

El pueblo venezolano padece una de las dictaduras más feroces del mundo, con un tirano acompañado por un séquito de esbirros, tan corruptos como su jefe, Nicolás Maduro, el que ha ordenado detener a niños y adolescentes para provocar el terror en las familias y evitar que por temor a los arrestos nadie proteste en la calles de Venezuela.

Los más de 8 millones de venezolanos que se han visto forzados a abandonar su tierra, son el ejemplo del desarraigo al que se vieron obligados.

Cruel y salvaje, la represión se acrecienta día a día y los secuestros de dirigentes opositores aumentan sin freno por parte de las tenebrosas fuerzas del régimen chavista.

Ya no hay dudas de que Maduro perdió las elecciones de 28 de julio. La negativa a exhibir las actas desglosadas por mesa de votación, es la prueba fehaciente de la derrota.

¿Pero, quién puede detener la locura del tirano y sus acólitos?

La ONU, sigue tan irresoluta como siempre. Sus “advertencias”, no son solo más que eso, quejas que no son vinculantes y que no surten ningún efecto.

La Corte Penal Internacional, tiene en sus manos algo más efectivo; condenar al dictador por delitos de lesa humanidad y dejarlo cercado sin poder operar en el mundo y pedir su captura internacional. Las pruebas están, solo falta la sentencia, que debe ser inmediata para salvar muchas vidas.

Aquí ya no corre eso de no entrometerse en los asuntos internos de un país, porque el mundo libre no puede, ni debe, permitir que un dictador siga avasallando a su pueblo.

Tampoco es de recibo la remanida frase que emplean algunos presuntos defensores de la legalidad, que insisten en que “los asuntos de los venezolanos deben arreglarse entre venezolanos”.

Es imposible; el régimen utiliza la fuerza bruta con los uniformados armados y dispuestos a las acciones más aberrantes y cobardes, mientras que el pueblo solo tiene la protesta para intentar defenderse del salvaje acoso.

Entonces, no es el momento de acciones tibias; son necesarias respuestas concretas del mundo libre para defender a los ciudadanos de una Venezuela en manos de un déspota sin escrúpulos, capaz de cometer sanguinarios actos con tal de mantenerse en forma ilegal en el poder.