
Al finalizar una visita de doce días en Haití, el Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en el país, William O’Neill, alertó sobre el “panorama sombrío” que presenta la nación caribeña. Un año después de su visita anterior, O’Neill lamentó que los indicadores de la situación en Haití continúan siendo extremadamente preocupantes, destacando que la inseguridad sigue siendo el problema más crítico.
A pesar de un embargo internacional, el experto señaló que el contrabando de armas y municiones sigue alimentando la violencia en el país, permitiendo que las bandas armadas expandan su control sobre nuevos territorios. Durante una conferencia de prensa en Puerto Príncipe, O’Neill afirmó que estas bandas han intensificado sus ataques y consolidado su influencia, sumiendo al país en una crisis aún más profunda.
O’Neill visitó varias zonas del país, incluyendo el sur, Les Cayes y Jérémie, donde pudo constatar el impacto directo de la violencia de las pandillas en áreas que hasta ahora habían estado relativamente a salvo. El incremento de los desplazamientos internos, una inflación descontrolada y la escasez de productos de primera necesidad agravan la vulnerabilidad de la población, especialmente de los niños y las mujeres.
La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS), autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2023, ha desplegado hasta la fecha menos del 25% de su fuerza prevista. O’Neill subrayó que los recursos y el equipo recibidos no son adecuados para enfrentar la magnitud de la crisis, destacando la limitada capacidad técnica y logística de la Policía Nacional de Haití para hacer frente a las pandillas.
“La población sigue sufriendo una violación masiva de sus derechos humanos”, denunció O’Neill, quien además alertó sobre el aumento dramático de la violencia sexual utilizada por las bandas como herramienta de control social. También mencionó el creciente involucramiento de estas bandas en la trata de menores y el reclutamiento forzado de niños para realizar ataques contra instituciones públicas.
Durante su estancia, O’Neill conversó con jóvenes haitianos, algunos de ellos exmiembros de pandillas, quienes expresaron sentirse atrapados en la violencia. Gracias al apoyo de organizaciones de la sociedad civil, muchos de ellos han logrado salir de las pandillas y encontrar empleo. “Las organizaciones civiles a menudo están supliendo las funciones del Estado, proporcionando necesidades básicas a una población desprotegida”, señaló el experto.
En cuanto a la situación de las prisiones, O’Neill calificó las condiciones como deplorables. Citó el caso de la prisión de Les Cayes, donde 853 reclusos sobreviven en un espacio diseñado para 200 personas. “Duermen en suelos inundados y llenos de basura, pasando días sin comer. Este año, decenas de detenidos han muerto en estas condiciones”, reveló. O’Neill destacó que el 84% de los presos se encuentran en prisión preventiva prolongada, lo que agrava aún más la crisis carcelaria.
El experto reconoció los esfuerzos del Primer Ministro para combatir la corrupción, un problema que, según él, está erosionando el sistema judicial y la administración pública. De las 94 investigaciones llevadas a cabo por la Unidad Anticorrupción en los últimos 20 años, solo una ha resultado en condena. O’Neill urgió a redoblar los esfuerzos para responsabilizar al Estado, combatir la corrupción y frenar la mala gobernanza que están hundiendo a Haití en una crisis sin precedentes.
El experto concluyó su visita instando a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU a dotar a la Misión Multinacional de los recursos necesarios para ser efectiva en su apoyo a la Policía Nacional de Haití y en la lucha contra las pandillas, así como a implementar el régimen de sanciones y un embargo de armas selectivo.












