El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que el intento de golpe de Estado de en Bolivia puede estar relacionado con las reservas de litio, gas y otros minerales del país. “Bolivia es un país que tiene muchos intereses internacionales enfocados allí porque es la reserva más grande del mundo de litio y otros minerales críticos de gran importancia, además de tener gas. Hay que tener presente que hay gente interesada en dar un golpe de Estado”, dijo Lula en una entrevista con Rádio Itatiaia.
Pero, las teorias de Lula, se dan contra la realidad que hoy vive el país andino.
Maurício Santoro, politólogo y profesor de Relaciones Internacionales, explica que “Bolivia vive una situación económica muy difícil. El principal sector es el del gas natural, que enfrenta una serie de problemas. Esto ha provocado una caída de las exportaciones y las reservas internacionales de Bolivia son muy pequeñas, alrededor de 3.000 millones de dólares. Lo cual no es nada para las necesidades de un país. En comparación, Brasil, que tiene una situación muy cómoda en términos de reservas, tiene actualmente más de 350 mil millones de dólares. Esto significa que Bolivia tiene grandes dificultades para importar incluso productos básicos de la vida cotidiana: alimentos, medicinas, combustible”, dice Maurício Santoro, en declaraciones que recoge la Agencia Brasil.
“Los países andinos se basan en un fuerte extractivismo y los precios están por las nubes. El Estado quiere apropiarse de parte de este superávit económico. Y los grupos nacionales y multinacionales quieren quedarse con absolutamente todo. Pero no es como Salvador Allende. en los años 70, que mantenía bajo control a la cuprífera, o nacionalizaba empresas. Ahora es todo lo contrario, es una administración que quiere apropiarse de parte de esos excedentes para implementar políticas públicas. La clase dominante y las multinacionales ni siquiera están de acuerdo con eso. Entonces estamos siempre en una situación límite entre el Estado y esas fuerzas sociales”, explica Nildo Ouriques, profesor del Departamento de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).
“El componente político de esta crisis es el hecho de que el año que viene Bolivia tendrá elecciones presidenciales y el general que hoy intentó el golpe dijo ayer que si Evo Morales se presentaba como candidato a presidente, las Fuerzas Armadas intervendrían y arrestarían a Evo. Hace unos años se produjo una crisis política similar en Bolivia, en 2019, que terminó con la destitución de Evo y la intervención de los militares. Entonces es una herida que todavía está abierta”, dice Maurício Santoro.
“Si retrocedemos más, los años 90 son relativamente estables en Bolivia. Las tensiones comenzaron con la llegada al poder de Evo Morales en 2006, lo que provocó fracturas de poder. Comienza a implementar políticas de redistribución del ingreso, nacionalizar los hidrocarburos, entre otros temas, que generan descontento con la élite. Bolivia está entrando en un escenario de empeoramiento de la estabilidad democrática, porque Evo desestabiliza un sistema de poder anterior, en el que la población indígena pobre estaba subrepresentada. Esto hizo crecer el movimiento reaccionario, que continúa hoy”, dijo Arthur Murta, profesor de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica (PUC), en São Paulo.
