
La Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT), que durante los cuatro años de gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, se mantuvo en silencio cómplice, sin defender los derechos de los trabajadores que padecían los efectos devastadores de la inflación de tres dígitos, el aumento desmesurado del índice de pobreza que alcanzó al 43% de la población, recupera la voz y confirma el paro general para el 24 de enero y la medida de fuerza comenzará a las 12:00. El primer paro en 1.461 días.
Ahora la CGT rechaza el DNU de Javier Milei que contempla desregular la economía, para paliar el estado calamitoso de las arcas públicas que dejó el kirchnerismo. “El objetivo es voltear el decreto y la Ley Ómnibus”, aseguró el dirigente ultraperonista Pablo Moyano, defensor del anterior gobierno.
Al revivir en la “lucha sindical”- olvidada por años- los cegetistas rechazan los límites impuestos a las protestas que impiden cortar calles donde obstaculizan la circulación de vehículos. Defienden los derechos de un solo lado y no admiten que un trabajador tenga la ópción libre de decidir adherirse o no a un paro general.
El secretario general de la central obrera, Héctor Daer, en una versión personal de los decretos, dijo que “El artículo 4 del DNU destruye derechos individuales, derechos colectivos y nuestra capacidad de acción sindical. Todas nuestras acciones gremiales, judiciales y políticas desde la CGT tienen un único objetivo que es frenar este DNU”, aseveró.
Ni Moyano ni Daer, explicaron el silencio de 4 años, cuando los derechos de los trabajadores eran avasallados por el anterior gobierno K.
Hoy, hablan del enemigo que es el FMI y también los EEUU, pero ninguno de los dos defiende los productos nacionales y en sus ruedas de prensa beben la famosa bebida cola estadounidense, mientras que los argentinos trabajadores, que quedaron debajo de la línea de pobreza (más de 18 millones), tienen que conformarse con agua o gaseosas de marcas blancas de bajo costo.
