Por Paco Tilla.-
Beatriz Sarlo, es una intelectual, periodista, escritora y ensayista argentina en el ámbito de la crítica literaria y cultural. No la admiro, pero respeto su trayectoria.
La creía centrada y con una visión certera en cuanto a conceptos sobre la realidad argentina. Pero hoy, todo cambió y Sarlo pasó a engrosar la fila de personajes que no aciertan a ver la realidad.
Tal vez, la biología a sus 81 años le juegue una mala pasada, porque al adherir a una confusa declaración de apoyo a Sergio Massa, deja a muchos argentinos en la incertidumbre.
Sarlo acertaba tiempo atrás cuando definía: “El temperamento de Cristina (Kirchner) es de monarca”, o cuando en plena pandemia, el gobierno de Fernández y de Kirchner, vacunaba a los amigos del poder antes que a la población de riesgo, la escritora denunciaba: “La cuestión de las vacunas marca una zona de corrupción institucional que merecía que la Justicia se hiciera cargo”.
Ahora, Sarlo, pide en un comunicado junto a otros intelectuales y personas vinculadas a la cultura, el voto para Sergio Massa, por el peligro que para ellos significa Javier Milei.
En este medio, jamás defendimos al candidato de La Libertad Avanza, como tampoco lo hicimos con Massa.
Pidiendo el voto para el secuestrador
Estos intelectuales que ahora eligen a Massa, podrían agregarse a la lista de los afectados por el Síndrome de Estocolmo. LEER: Los argentinos, las elecciones y el síndrome de Estocolmo, donde recordamos el caso ocurrido en 1973 en Suecia, cuando los rehenes de un asalto a un banco, terminaron enlazados en un entorno afectivo con sus secuestradores y protegiéndoles ante los policías.
En definitiva – explican los especialistas – el síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor.
Massa ha hecho todo mal, llevó al país a la mayor crisis económica que se recuerde en la Argentina, crecieron la inflación, la pobreza y la inseguridad y el deterioro de la educación es otro de los problemas que deja este gobierno que el candidato oficialista integra.
Promete que de ganar combatirá la inflación, algo que puede hacer hoy como ministro de Economía y le creen.
Incluso, piden el voto por Massa, pero confusamente advierten en su comunicado: “No se nos escapa que la trayectoria de Massa, los desaciertos de su gestión económica y la ambigüedad de sus propuestas pueden generar serias dudas y temores”.
Claramente, una nueva versión del síndrome de Estocolmo, adaptada a los argentinos.