Por Adrián Suárez – Fotos de Raúl Vallarino.-
Único e imponente el Acueducto de Segovia en España es el hito arquitectónico más importante de la ciudad. Ha permanecido activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado a nuestros días en perfecto estado de conservación. Su misión era la de traer agua desde el río Frío, en la cercana sierra de Guadarrama, para el abastecimiento de la población.
El núcleo del Acueducto lo componen 44 grandes arcos, sobre los que se apoyan 119 arcos más pequeños. Tanto los arcos inferiores como los superiores se sujetan sin la utilización de ningún tipo de mezcla, simplemente por el equilibrio entra las fuerzas y los pesos de sus piedras. La mayor altura se consigue en la Plaza del Azoguejo, donde la construcción alcanza los 30 metros de altura.
Muchas son las hipótesis sobre la época de su de construcción, algunos historiadores lo atribuye a la época de Octavio Augusto (27 a. de C.-14 d. de C.), en cambio otros, la sitúan en una fecha más tardía, en el reinado de Trajano (98 d. de C.-117 d. de C.), otras fuentes afirman que posiblemente fue construido bajo el mandato de Claudio César Augusto (41 d. de C.-54 d. de C.) en Secovia, la actual Segovia. Algunos, más arriesgados lo asocian a los egipcios, a los mismos maestros que edificaron el templo de Alejandría en Egipto. Pero la mayoría de los estudios e investigaciones le adjudican la construcción a los romanos entre el siglo uno y dos.
Esta obra extraordinaria, representa tanto la expansión del Imperio Romano durante el siglo I d.C. como la atención a la estética y la funcionalidad que están fuertemente asociadas a la ingeniería romana.

La primera gran obra de reconstrucción respetando la obra original, se realizó en el siglo quince en la época de los Reyes Católicos, por el Fray Juan de Escobedo, monje del Parral. Treinta y seis arcos fueron los deteriorados, a causa del ataque a la ciudad de Segovia por el musulmán Al –Mamún en el año 1072.
Un minucioso proceso de restauración que ha durado casi ocho años, bajo la dirección del arquitecto Francisco Jurado, ha logrado su supervivencia, a pesar del deterioro causado principalmente por la contaminación medioambiental y a los propios procesos de erosión del granito.
El acueducto de Segovia a diferencia de otras construcciones, no se trata de un resto del pasado que ha permanecido como un objeto de museo y venerado por su importancia histórica, sino que se ha transformado en un distintivo, una característica de identidad, el mayor símbolo a nivel mundial de la Ciudad de Segovia.
Segovia una hermosa ciudad de España con una monumental obra, producto de la ingeniería romana, que persiste con el correr de los años, obra, que merece ser visitada y admirada para conocer un poco del pasado y de la importancia de los antiguos imperios, que a pesar de que el tiempo avanza dejaron su marca e identidad para que nosotros podamos admirar sus obras arquitectónicas y sigamos maravillándonos con su hermosura y diseño.
Como final, compartimos una leyenda que le adjudica la construcción del Acueducto de Segovia al propio Diablo.
“Se cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el diablo y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña accedió y el diablo comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el gallo, lo que hizo que el diablo fracasara y la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de la Fuencisla”.
Y como siempre decimos, solo nos queda seguir prendidos a ICNTurismo, para descubrir lo que tenemos para ofrecer, hacer las valijas y a viajar, hasta la próxima edición.
