Días atrás la intendente de Montevideo, Carolina Cosse, hizo un discurso utilizando el esperpéntico e inexistente “lenguaje inclusivo” en un evento del municipio capitalino y en cierto momento del acto, dijo: “Quiero agradecer especialmente la presencia de varios integrantes e integrantas de los equipos de la intendencia que han trabajado en lo que estamos anunciando hoy”, explicó.
«Los ciudadanos y las ciudadanas», «los niños y las niñas»
Según la Real Academia Española (RAE), este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.
El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones.
Casualmente, apareció una explicación de la argentina Deborah Kahan, que tiene una enorme influencia en las redes sociales, en referencia al lenguaje inclusivo y donde menciona al presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou.
Claro y sencillo, sin vueltas de una realidad latente.
En España, tiempo atrás, algunas “personalidades” políticas confundidas quisieron ser inclusivas y terminaron siendo objeto de burlas en los medios.
En 2008, al igual que Cosse, la entonces ministra de Igualdad del PSOE, Bibiana Aído, popularizó la expresión “miembros y miembras”.
La actual ministra de Igualdad de España, Irene Montero, siendo diputada en el Congreso español en 2018, dijo que allí habían “portavoces y portavozas” y la RAE le explicó: El Diccionario de la lengua española recoge que el término portavoz es común en cuanto al género. Por lo tanto, el femenino es la portavoz.
Y las redes sociales también respondieron con humor

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