Por Raúl Vallarino.-
Escribo estas líneas con enorme dolor e indignación y pienso más emocionalmente que razonando y en situaciones como esta es que lamento que no exista la pena de muerte para los aberrantes asesinos de Morena Domínguez, la inocente niña de 11 años que falleció luego de ser asaltada y golpeada violentamente por dos miserables motochorros cuando entraba a su escuela del barrio de Villa Diamante en el partido bonaerense de Lanús en Buenos Aires, para robarle un precario teléfono movil que ni siquiera era de los caros.
Tanta infamia de estos cobardes me subleva, pero aún más la actitud de ciertos políticos argentinos que como respuesta a la brutalidad del caso, suspendieron los actos de cierre de campaña para las elecciones primarias, como si con esto arreglaran algo. Nada le sirve de consuelo a la familia de la menor asesinada. Muy poco se arregla después con la captura de uno de estas alimañas. En la entrada a la comisaria luego de ser capturado el delincuente de 19 años, amenazaba…
https://twitter.com/BonelliOK/status/1689332775290097664
Combatir la incipiente inseguridad debería ser la premisa de las autoridades, pero eso no existe; solo se movilizan para ver quien se acomoda mejor para seguir en el poder.
El gobierno está ausente, Alberto Fernández aparece en las redes sociales jugando con su perro Dylan, mientras la delincuencia copa las calles y el ministro ‘panqueque’, Sergio Massa, continúa jugando en la competencia a la presidencia del país y los planes sociales de ayuda – con los que esperan obtener votos – aumentan y son millones de beneficiarios los que prefieren acogerse a esas dádivas que salir a buscar un trabajo formal.
Una inocente murió, pero el circo continúa…