Líderes opositores venezolanos, como María Corina Machado y Juan Guaidó, han rechazado la cumbre convocada por el presidente colombiano Gustavo Petro, para pedir eliminar las sanciones contra el régimen dictatorial de Venezuela.
Maduro no da ninguna muestra de cambiar su prepotencia y tampoco de aceptar el juego democrático y Petro, aliado al chavista, insiste con algo que ningún demócrata podría aceptar; eliminar las sanciones al régimen y que Venezuela regrese al Sistema Interamericano de DDHH.
Pedir que el chavismo reingrese al Sistema Interamericano de DDHH es una falta de respeto a las víctimas que han padecido, y siguen padeciendo, persecuciones, hostigamiento, desapariciones y torturas por parte del régimen de Maduro, es como si se pusiera a un lobo a cuidar un gallinero.
Ahora, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, respalda la posición de Petro de levantar las sanciones a Venezuela, que hasta ahora no ha hecho nada para revertir la falta de libertades y el acoso brutal a la oposición.
La democracia no se inventa como pretenden hacerlo Petro y Sánchez; es el derecho inalienable de los venezolanos, que Maduro les niega.
Nada de lo que diga o prometa el presidente venezolano, es creíble, porque nada cumplirá y los hechos lo demuestran.
Una cumbre inútil, solo para beneficiar a quien se ríe de la democracia.
A esto, se agrega un personaje oscuro como José Luis Rodríguez Zapatero, acólito del régimen, que solo defiende los planes antidemocráticos de Maduro y que sigue la agenda trazada por el Foro de Sao Paulo.













