
El gobierno kirchnerista de Argentina navega en aguas de la incertidumbre con un presidente, Alberto Fernández, cada día más devaluado y con escasa credibilidad donde la economía dirigida por el ministro Sergio Massa no logra frenar el disparo del dólar Blue que llegó a $ 348,00 la compra y $ 353,00 la venta.
El improvisado canciller argentino Santiago Cafiero, que es la antítesis de un diplomático, fue puesto en ese cargo por el presidente Fernández, sabiendo de su ignorancia en estas lides, porque además no sabe hablar en inglés; algo fundamental para esta función y son memorables los papelones cuando intenta leer un discurso en el idioma de Shakespeare.
Ahora, como si en realidad supiera de lo que habla, Cafiero en un entrevista con el medio La Capital, de Mar del Plata, Argentina, el improvisado dijo que “Defendemos a los laburantes cuando decimos que no queremos una economía primarizada. Se trata de eso, no es una cuestión ideológica. Las negociaciones con Uruguay van en esa dirección. Nosotros les mostramos y les exhibimos que muchas veces lo que ellos quieren hacer es apresurarse en negociaciones unilaterales que ponen en riesgo el Mercosur y que también se ponen en riesgo a ellos mismos”, dijo el canciller, sin saber muy bien lo que significa consensuar entre las partes y lo demuestra ante el atropello de Argentina cuando acosa a Paraguay, (socio del Mercosur) cobrando un peaje indebido a las barcazas graneleras que viajan por la Hidrovía.
Ignorando la jugada contra Paraguay, el despistado Cafiero dijo: “Para ser jugadores potentes en esa definición tenemos que estar unidos. Si hablamos de que lo que viene es una globalización de regiones, tenemos que fortalecer la región. Cualquiera que atente contra fortalecer la región está yendo a contramano de lo que es hoy el mundo”.
Señaló que “Confío profundamente en que, a pesar de tener miradas distintas con Uruguay, vamos a llegar a los acuerdos necesarios para que el Mercosur no se rompa”.
Tal vez, un buen champú para sus desalineados cabellos, le aclare al canciller las ideas con un buen lavado.












