Alberto Fernández alimenta el caos, demostrando que gobierna para los violentos y que nada le importan ni la Justicia ni los vecinos que son acosados por militantes kirchneristas.
Reducido a la servidumbre de las imposiciones de Cristina Kirchner, el mandatario títere fomenta la confrontación violenta y en lugar de pedir que cese el acoso a vecinos de Recoleta, lugar donde vive la vicepresidenta, solo pide “que cese el hostigamiento a Cristina Kirchner” porque los que viven en ese barrio y que son violentados sus derechos, que se arreglen como puedan.
Los desaforados militantes golpearon a policías, rompieron vehículos de civiles e intimidaron a vecinos durante los últimos días, todo con el permiso de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que de estadistas no tienen nada. Son violentos que incentivan el caos.
Es raro, porque el hambre que deja este gobierno kirchnerista es atroz, evidente e innegable a la vista de todos, pero es tanto el sometimiento que los adoctrinados prefieren las privaciones a vivir decentemente.
El presidente habla de democracia y él es el primero en violarla al fomentar la confrontación en sus tuits
El presidente “decorativo” no habla de los derechos violados a los vecinos que soportan el asedio constante de las hordas kirchneristas.
“Expreso mi más enérgico repudio a la violencia institucional desatada por el Gobierno de la Ciudad frente a una masiva manifestación de ciudadanas y ciudadanos expresándose en libertad y en democracia”, pero Fernández no habla sobre la violencia que en realidad fue desatada por los militantes kirchneristas.
Y Cristina Kirchner debe asumir la responsabilidad de dispersar a sus violentos y esperar como cualquier ciudadano, que la Justicia dictamine sobre sus causas de corrupción