El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, izquierdista y exguerrillero del grupo terrorista M-19, trata de dar explicaciones respecto al narcotráfico que durante décadas ha marcado a su tierra como líder en producción de cocaína a nivel mundial, para intentar demostrar que en otros países también los narcos están en plena actividad.
Con liviandad, el mandatario colombiano ha escrito en su cuenta de Twitter: “La investigación sobre el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci cometido por el narcotraficante uruguayo Marset en territorio colombiano demuestra que hace mucho el narco dejo de ser un problema bilateral colombo estadounidense y es hoy un problema americano y mundial”, afirmó.
La investigación sobre el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci cometido por el narcotraficante uruguayo Marset en territorio colombiano demuestra que hace mucho el narco dejo de ser un problema bilateral colombo estadounidense y es hoy un problema americano y mundial. https://t.co/YlJ3d4ysvs
— Gustavo Petro (@petrogustavo) August 12, 2022
Pero el grupo guerrillero M-19, que Petro integraba, fue parte del problema de las drogas en Colombia. El 12 de noviembre de 2010, el diario El Colombiano informaba que Dos millones de dólares fue el pago que la mafia entregó al M-19 por la toma del Palacio de Justicia, el 6 y 7 de noviembre de 1985. Esta es una de las conclusiones del informe Que cese el Fuego, presentado ayer por la Comisión de la Verdad, instancia conformada para establecer y aclarar los hechos.
Jorge Aníbal Gómez Gallego, integrante de la Comisión de la Verdad, declaró a EL COLOMBIANO que los guerrilleros del M-19 mantenían contactos con Pablo Escobar, e hicieron algunos operativos y algunas acciones conjuntamente, tales como la entrega y transporte de armas.
“Obtuvimos testimonios de quienes afirmaron haberle dado a Iván Marino Ospina, comandante del M-19, dos millones de dólares para esa empresa. Esto y otros indicios que se explican en el informe, nos llevaron a afirmar que sí hubo esa participación del narcotráfico, concretamente del Cartel de Medellín”.
Según Gómez Gallego, Iván Marino Ospina y Pablo Escobar “se reunían con frecuencia, y los guerrilleros recibían ayuda económica de ellos (los narcotraficantes)”.
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Entonces, que hoy Petro trate de explicarnos el fenómeno de la expansión del narcotráfico en varios países, es como si el zorro intentara aconsejarnos la forma de cuidar un gallinero repleto de esas especies.