
En el barrio de Recoleta en Buenos Aires, donde vive la vicepresidenta Cristina Kirchner, la vida de los vecinos se ha vuelto intolerable porque sus seguidores se han instalado en el lugar realizando una vigilia en protesta de las acusaciones de los fiscales que piden una condena de 12 años de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos debido a sus causas de corrupción.
Los gritos y los cánticos a toda hora no cesan y no les interesa el respeto a la vida de los demás. A todo esto se agrega, la venta de comida y bebidas para los manifestantes con parrillas a leña para cocinar chorizos y empanadas, con el humo invadiendo la zona.
La situación se ha tornado tensa y la vicepresidenta puede detener este acoso a sus vecinos, pero no lo hace, al contrario incentiva las protestas.
Para detener el atropelllo, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de la oposición, dispuso la colocación de vallado perimetral con custodia policial y un operativo de limpieza en las inmediaciones del edificio en el que vive Cristina Kirchner.

Según informó el canal TN, la medida se dispuso luego que militantes de diversas organizaciones sociales, políticas y estudiantiles mantuviesen desde el lunes una vigilia frente al domicilio de Cristina Kirchner. Durante el fin de semana estaba previsto que se instalara una feria de la economía popular.
Los ultrakirchneristas quieren seguir con el acoso y las protestas, asegurando que no hay democracia y no les importa el derecho de los vecinos del barrio que piden poder descansar y vivir en paz. “Si la vicepresidenta quiere que protesten, que lo hagan, pero que no condene a quienes vivimos en la zona a este suplicio. Que se vaya a vivir a donde no joda a nadie”, explicó a ICN el habitante de un piso frente a donde vive la mandataria.
Los kirchneristas dicen que no se irán y el dirigente ultra, el agitador Andrés (Cuervo) Larroque, provoca al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: