Alianza Nacional por el sendero de Wilson y Larrañaga

Por Raúl Vallarino.-

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Carlos Camy y Jorge Larrañaga

Alianza Nacional tiene el sendero marcado por las ideas de Wilson y de Jorge Larrañaga y en eso trabaja hacía el futuro, llevando en alto sus propuestas, porque es el sector que conjuga la esencia de dos visiones políticas que siempre irán unidas.

Wilson tuvo en Larrañaga a su mejor alumno, el que en el momento más difícil cargó en sus hombros los destinos del Partido Nacional y lo revitalizó, de la misma forma en que lo habría hecho el gran caudillo.

Larrañaga tenía esa impronta wilsonista, pero a la vez hizo docencia formando cuadros afines a esas ideas y allí nos encontramos con Carlos Daniel Camy que recibió el legado del Guapo y hoy mantiene en alto su lucha. Y qué decir de Jorge Larrañaga Vidal que integra Alianza Nacional con el inmenso cariño a su padre y con una visión joven de partido, junto a las nuevas generaciones que enaltecen al sector, apoyados  por quienes iniciaron el camino de esta agrupación, sin olvidar el gran trabajo que viene desarrollando en Soriano el intendente Guillermo Besozzi, entre otros desde distintos cargos.

Tanto Wilson como Larrañaga fueron hombres de su tiempo. Asumieron el desafío más difícil de cualquier político: el de ser contemporáneos y eso les permitió entender lo que realmente necesitaba el país en su momento. Supieron interpretar y poner en práctica los sueños, aspiraciones, necesidades y urgencias de millones de uruguayos. Era hombres de gestión porque sabían que había algo más importante que la gestión: los valores que informan las decisiones de gestión. Si los valores que guían la gestión no son los adecuados entonces todo el esfuerzo no vale la pena.

Hace un tiempo, cuando Jorge nos dejó, la pluma genial de Alejandro Lafluf, hizo en el diario El País, quizás la mejor definición de la vida del Guapo que en mucho se asemeja a la de Wilson:

“Creo que todos los que llegaron a conocerlo coincidirán en esto. Sin embargo, debo apresurarme a aclarar que la pasión de Jorge no era más que el rostro de una convicción mucho más profunda. Su pasión era la pasión por una causa. Y si lo apasionaba era porque lo afectaba -no en vano pasión viene de padecer.

A Jorge le dolía el país y su gente. Esa es la verdad. Esa convicción y esa pasión lo condujeron naturalmente, y tempranamente, a la política, donde sabía que podía encontrar las herramientas para dar respuesta. Convicción, pasión, responsabilidad y compromiso, resumen toda su identidad política.

Sus dos frases de cabecera eran “Cuando se sale, se llega” y “No hay que cansarse de ser bueno”. Si no hay pasión por una causa ni siquiera “se sale”. Por eso la pasión viene primero. Pero cuando se sale “se llega”. Y esto no tiene nada que ver con la meta.

Para Jorge significaba dos cosas: primero que la pasión tiene que ir atada siempre a la responsabilidad. La pasión sin responsabilidad es desamparo, es vanidad. Y segundo, que nunca se sale a medias. Que no se vive a medias. Que cuando se sale, se sale con todo. Poniéndole el corazón a las cosas. En definitiva, que se trata de vivir y que vivir éticamente es un hábito donde no vale cansarse. Por eso, pasión sí, desborde no. Valentía sí, temeridad no. Solo se desborda el que no sabe adónde va y solo es temerario el que no sabe construir con los demás. Jorge jamás se desorientó con las ideologías”.

Coincidiendo hoy con la formidable visión de Lafluf sobre Larrañaga es claro “Que no se vive a medias. Que cuando se sale, se sale con todo. Poniéndole el corazón a las cosas. En definitiva, que se trata de vivir y que vivir éticamente es un hábito donde no vale cansarse”.

En Alianza Nacional nadie se cansa ni se rinde y se da pelea todos los días por la gente y quien abandona, es que no tiene esos valores y es mejor que se vaya si así no lo entiende.

Wilson y el Guapo indicaron el camino, lo otro son egos que nada tienen que ver con la pujanza de los jóvenes de Alianza Nacional que siguen y seguirán por el sendero trazado.