Óscar Andrade sobre el pasado reciente: “Imposible recordar sin condenar”

Óscar Andrade tiene razón, es "Imposible recordar sin condenar", siempre que la memoria no sea selectiva y se ignoren las víctimas del otro lado

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Óscar Andrade y el pasado reciente

El senador del Frente Amplio, perteneciente al Partido Comunista, Óscar Andrade, en respuesta al también senador Guido Manini Ríos ha dicho algo muy sugestivo: “Imposible recordar sin condenar” en referencia al golpe de Estado de 1973, donde el legislador comunista agrega en su tuit, “Hace 49 años las bestias inauguraban el terrorismo de estado”, pero conviene tener en el recuerdo que una década antes, “otras bestias”, habían inaugurado el terrorismo de izquierda en contra de las instituciones y de civiles inocentes.

Ejercicio de memoria

En 2006, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, se otorgaron pensiones o jubilaciones a las víctimas del terrorismo de Estado. En 2020, pocos días antes de dejar su último mandato, Vázquez hizo que estas pensiones se trasladaran en un 100% a cónyuges o concubinos, e hijos menores o discapacitados, según explica un artículo del diario El País.

Pero lamentablemente, el expresidente Vázquez, no miró hacía el otro lado. Ni él ni los legisladores del Frente Amplio tuvieron en cuenta a las víctimas de la guerrilla tupamara, que asesinó a personas inocentes durante su accionar criminal durante años de gobiernos democráticos, previos a la dictadura militar (27 de junio de 1973 – 1 de marzo de 1985).

¿Es lógico que quienes asesinaron a inocentes hoy reciban una pensión de reparación y las víctimas nada?. Como ejemplo vale citar tan sólo unos pocos casos – entre varios – la ejecución por parte de los tupamaros de Juan Andrés Bentancur, sereno de la fábrica Niboplast, asesinado al dar aviso a la policía de que los terroristas estaban robando en dicha empresa. – 22/06/71.

El homicidio premeditado en plena democracia del peón rural Pascasio Báez ( 21 de diciembre de 1971), quien buscando en un campo un caballo perdido, se encontró de casualidad con un escondite de los tupamaros, que lo detuvieron durante dos meses para luego ejecutarlo con una inyección de pentotal. El ex guerrillero tupamaro Jorge Zabalza, consideró este crimen, “un delito de guerra contra un ciudadano totalmente ajeno a la confrontación que se desarrollaba en el Uruguay”.

Dr. Julio Federico Morato Manara, asesinado por los tupamaros en su domicilio cuando intentaron robarle material quirúrgico. El eminente y reconocido científico se resistió al ataque de los tupamaros y se trabó en lucha con los terroristas quienes le dispararon a quemarropa sin ningún reparo. Murió en el lugar ante su esposa mientras los asesinos se dieron a la fuga  – 04/05/72

Vicente Oroza, chofer de la empresa de transporte público Cutcsa, asesinado por un tupamaro – plenamente identificado – en el Cerro de Montevideo, por negarse a atropellar con el ómnibus a un grupo de las fuerzas conjuntas que realizaba un control callejero, también en años de democracia. En el hecho los tupamaros hirieron a un soldado que subió al vehículo y Oroza intentó protegerlo y para ello les abrió la puerta trasera del autobus a los terroristas para que pudieran escapar, pero el tupamaro, que además era su vecino del barrio, asesinó a Oroza con varios balazos.  (28 de junio de 1972).

Y el senador Andrade no recuerda a  Hilaria Quirino, una madre  que se desempeñaba como cuidadora del  Club de Bowling de Carrasco, que en el atentado terrorista de los tupamaros fue herida de gravedad y nunca logró recuperarse de aquel trágico e injusto episodio que la marcó a fuego hasta el final de sus días. Ni ella ni sus cuatro hijos, recibieron justicia desde el atentado en 1970, en democracia, antes del golpe de Estado de 1973.

“El Diario” 2 de Mayo de 1971

Óscar Andrade tiene razón, es “Imposible recordar sin condenar”, siempre que la memoria no sea selectiva y se ignoren las víctimas de un lado.