El presidente argentino Alberto Fernández, no tiene límites. Ha cometido los mayores desatinos como mandatario desde que asumió la primera magistratura del país.
Las acciones de Fernández recuerdan la frase sobre el caudillo huno Atila y de su caballo Othar, “por donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba” y por donde pisa el presidente…
Hoy le exige 100 millones de pesos argentinos (800.000 dólares) a la dirigente opositora Patricia Bullrich, como “reparación” al “daño contra el honor”, que dice lo afecta por la acusación de la exministra de Seguridad durante la presidencia de Mauricio Macri.
En mayo de 2021, Bullrich acusó al mandatario y al entonces ministro de Salud, Ginés González García – cuando arreciaba la pandemia de coronavirus- de no adquirir las dosis de la vacuna de Pfizer, porque esa empresa farmacéutica se había negado a pagar sobornos.
Las vacunas llegaron tarde a la Argentina y eso no se puede negar y murió gente y el presidente fue irresoluto y eso tampoco se puede discutir.
En abril de 2020 Fernández dijo públicamente: “Prefiero tener 10% más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina”, pero los fallecidos por Covid-19 alcanzaron la escalofriante cifra de 128.344 y a la vez la pobreza llegó al 37,3% y afectó a 16,8 millones de argentinos en 2021. Todo bajo su gobierno.
Los vacunatorios VIP y la fiesta clandestina de la primera dama
Las vacunas contra el Covid-19, han sido la piedra en el zapato del gobierno de Alberto Fernández. Cuando azotaba la pandemia, pueden enumerarse la falta de dosis, las promesas incumplidas en fechas de vacunación y el escandaloso caso de los vacunatorios VIP, donde se privilegiaron a amigos del gobierno que se inocularon antes que la población en riesgo y luego la fiesta clandestina que realizó el mandatario en la residencia oficial de Olivos, para festejar el cumpleaños de su pareja, Fabiola Yáñez, cuando él mismo había decretado la prohibición de realizar reuniones.
En agosto de 2021, Alberto Fernández se enojó con quienes no cumplían la cuarentena obligatoria y dijo en forma tajante: “A los idiotas les digo lo mismo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo: la Argentina de los vivos que se zarpan y pasan por sobre los bobos se terminó. Acá estamos hablando de la salud de la gente, no voy a permitir que hagan lo que quieran”. Claro que el 14 de julio de 2020, cuando existían las severas restricciones para contener el Covid-19, él, su esposa y sus amigos, rompían la cuarentena en una fiesta clandestina en la Quinta de Olivos.
Al referirse a los “idiotas”, debió sin dudas hablar de su comportamiento frente al decreto que él impuso y luego no acató en lo referente a las restricciones por la pandemia.
Por esa fiesta ilegal, Fernández y su mujer fueron condenados a pagar cerca de 25.000 dólares de multa.