Hubo un presidente en Uruguay, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que un día se vistió con el uniforme del Ejército de otro país y denigró a los soldados de su patria, calificándolos en forma miserable como “carne con ojos” y otro – más reciente – que utilizaba embarcaciones de la Armada Nacional y ordenaba cerrar un río para poder salir a pescar con sus amigos sin ser molestado.
Hoy vi caminar al actual mandatario de Uruguay, Luis Lacalle Pou, por las calles del Congo, que – como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas – vestía orgulloso la ropa simple del Ejército que él comanda y allí comenzaba la diferencia.
El presidente, llegó hasta el orfanato L´amour, en el Congo, un centro que recibe la ayuda constante de los Cascos Azules del Batallón uruguayo.
Y no hacía falta pensar en las diferencias. Nunca antes, esos hombres y mujeres de un contingente de tropas uruguayas en el exterior, en una misión de paz de la ONU, habían sido visitados por su presidente en Navidad y que con su viaje, les estaba reconociendo por su gran labor.
Al llegar, Lacalle Pou les habló a los soldados uruguayos: “Como presidente de la República y como mando superior de las Fuerzas Armadas, con mucho gusto venimos a pasar estas fiestas con ustedes, con esa gran familia que es nuestra Patria, que es ser orientales”, dijo el Jefe de Estado. “Como testimonio de entender el sacrificio que se hace, sobre todo en estas fechas tan importantes. Y siempre es bueno sentirse acompañado”, expresó.
“El pueblo civil uruguayo, que conoce el trabajo, la dedicación, el profesionalismo y ese humanismo típico de los orientales, diciendo que portemos la palabra de agradecimiento y reconocimiento a cada uno de ustedes”, aseveró.
Entonces, esos servidores de la nación, sabían que se les estaba reconociendo y que su labor era considerada como siempre debió ser.
Esos soldados, que son los primeros a los que se recurre cuando las inclemencias del tiempo hacen estragos devastadores en el país, que son los que se exponen para salvar vidas de otros compatriotas, hoy saben que se les considera y que no son ajenos al progreso de su Patria.
Hoy, el presidente, como uno más y caminando con ellos por las calles en donde cumplen su misión de paz, les dijo que no estaban solos, que un país los acompaña.















Sencillamente, impecable artículo que expone lo que pensamos la gran mayoría de los uruguayos. Felicitaciones al autor, por decir lo que otros callan.
Brillante pluma de Raúl Vallarino, que pone las cosas en su lugar.
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