El Grupo de Puebla se reunió en México con su vieja letanía, donde dinosaurios de las políticas de izquierdas, algunos condenados por delitos de corrupción, reiteraron su visión totalitaria de un mundo que ya no acepta “clubes ideológicos” y que necesita -hoy más que nunca – la discusión amplia y democrática sobre los grandes temas y no posiciones sesgadas y desestabilizadoras como las que presenta esta arcaica organización.
Sólo ver los nombres de los invitados especiales, no deja dudas que no hay nada nuevo bajo el sol: Rafael Correa, expresidente de Ecuador, condenado a 8 años de cárcel por la Justicia de su país, por el caso “Sobornos”, un hecho de corrupción comprobada que ya mantiene en prisión a Jorge Glas, su exvicepresidente.
Ernesto Samper –expresidente de Colombia y exsecretario general de la desaparecida Unasur, con la particularidad de reconocer que la campaña electoral en su país, que lo llevó a la presidencia, fue financiada con dinero de los cárteles del narcotráfico. Samper admitió esto, pero dijo que él “no estaba enterado”. Nadie le creyó.
Fernando Lugo– expresidente de Paraguay, ex obispo que dejó un enorme tendal de hijos mientras ejercía como sacerdote en su país. La destitución por parte del Parlamento paraguayo, fue debido a la matanza de seis policías y once campesinos que se produjo el 15 de junio de 2012 en el norte del país, tras la ocupación de una finca por cientos de campesinos. Tras esa matanza, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), con el que gobernaba Lugo en coalición, le retiró su apoyo.
José Luis Rodríguez Zapatero – expresidente del Gobierno de España, ha sido uno de los mayores propagandistas de la dictadura de Nicolás Maduro, cumpliendo un triste papel que ha deteriorado su credibilidad en ámbitos internacionales.
Marco Enriquez-Ominami – fundador del Grupo de Puebla, socialista chileno y exdiputado que luego de tres intentos fracasados de postularse a la presidencia, fue por un cuarto intento este año, donde volvió a perder por demolición según los porcentajes.
Dilma Rousseff – expresidenta de Brasil, cargo que debió abandonar en su momento por los hechos ya conocidos.
La lista de “encumbrados” disertantes sigue, pero con los ya nombrados basta y sobra para imaginar que mensajes enviaron desde el Grupo de Puebla.
Entre los puntos de la declaración final de este 7° encuentro destacamos algunos que dicen textualmente: Recordamos que la defensa de la democracia está asociada a la observación de procesos electorales, por eso, revalidamos nuestro compromiso en elecciones para corroborar su carácter transparente y en cumplimiento de las exigencias de competencia electoral.
Apoyamos la democracia en Venezuela y rechazamos tajantemente los intentos de injerencia que retrasan una salida a la crisis económica y sanitaria. Reconocemos el avance en el proceso democrático y legítimo para la elección de autoridades regionales.
Esperamos que, en el corto plazo Nicaragua recupere la paz y la estabilidad, se superen las disputas que polarizan y el país se encamine hacia una reconciliación, en el convencimiento de la necesidad de un profundo respeto a las libertades y a los derechos humanos. Condenamos las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos y las injerencias que perturban la democracia y generan un clima de radicalización.
No piden por la liberación de los presos políticos de Venezuela, Nicaragua y menos hablan de las faltas de garantías para elecciones libres y democráticas.
Por lo menos, el Grupo de Puebla, reconoce que en Cuba no hay un bloqueo (menciona embargo) y señala en su declaración, sin atender la falta de elecciones libres: Nos solidarizamos con el pueblo de Cuba y llamamos a un cese definitivo del embargo económico y de sanciones políticas injustificadas que han causado malestar social y hechos de movilización ciudadana, auspiciadas y promovidas en medios y redes enemigos de la Revolución cubana desde Estados Unidos. Tales medidas obedecen a la anacrónica lógica de la Guerra Fría además de atentar contra su soberanía. Felicitamos las iniciativas de la ciencia y medicina cubanas para contener la pandemia y que, significan esperanza para millones de latinoamericanos y caribeños.
No mencionan el trabajo esclavo de los médicos cubanos enviados a misiones en distintos países, donde solo perciben el 30 por ciento del salario y el régimen cubano se queda con el 70 por ciento.













