
El presidente argentino, Alberto Fernández, decidió hacer uso de una ley que lo habilita a prorrogar el presupuesto vigente, luego de que legisladores de la oposición votaran en contra del proyecto enviado por el Ejecutivo para trazar los fondos de 2022, informó el viernes el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Twitter.
La realidad ha sido que un inexperto diputado kirchnerista, Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta tuvo un exabrupto en el Congreso que dinamitó el acuerdo que ya estaba casi acordado con la oposición, que fue agraviada sin necesidad por Kirchner y que por su prepotencia y desconocimiento de la función legislativa, rompió las negociaciones.
En la madrugada del viernes, sectores de izquierda y de derecha de la oposición argentina rechazaron el presupuesto para 2022 que había sido enviado por el Gobierno.
La iniciativa logró el respaldo de 121 legisladores del oficialismo y sus aliados, pero fue rechazada por 132 votos de la oposición, informó la agencia oficial Télam.
Máximo Kirchner, reconocido por su prepotencia e intolerancia, con sus agravios dejó sin Presupuestos para 2022 al país, destacan los medios de prensa.
Pero este sábado, el presidente Fernández, sometido a las imposiciones del kirchnerismo, acompañó al culpable de la derrota en el Congreso -Máximo Kirchner- cuando por imposición de su madre, Cristina Fernández de Kirchner, fue nombrado como presidente del Partido Peronista bonaerense. Un cargo, que según analistas, no está preparado para ejercer.
El presidente argentino, no quiso admitir que el responsable de que los presupuestos no se votaran fue Máximo Kirchner y en una surrealista frase le quiso pasar la culpa a la oposición: “Los que me piden que acuerde rápido con el Fondo (FMI) no me aprueban un presupuesto”, declaró.
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