Ese arquero argentino del Aston Villa, Damián Emiliano Martínez (a) “Dibu”, es correcto bajo los tres palos, pero es un fanfarrón provocador desubicado, que demuestra que “le faltan varios caramelos en el frasco”, o sea, en el cerebro.
Un hecho puntual refiere a su escaso discernimiento que denota su falta de criterio, porque una cosa es provocar al rival dentro del terreno de juego, algo que incluso puede parecer cómico, pero luego de eso, burlarse del público con gestos fuera de lugar, no es lógico y demuestra que el muchacho no es muy inteligente.
Algunos periodistas argentinos le festejan esta fanfarronada y son tan desubicados como él, sin dudas.
La provocación que le hizo este sábado a Cristiano Ronaldo, incitándolo a que pateara él la pena máxima, es parte de su forma de ser y no se cuestiona; pero luego de marrado el tiro penal por el portugués Fernándes, no puede hacerle gestos de provocación a los hinchas rivales, como lo hizo.
Previo a la ejecución de la pena máxima, Edinson Cavani le indicó al desubicado argentino que fuera al arco y éste acató la indicación del oriental sin protestar. Desde luego que con el uruguayo no se atrevió a hacerse el bravucón y se quedó calladito el “Dibu”, que terminó “arrugando” ante Cavani.
Tal vez, luego de un examen se compruebe que Martínez es inimputable, entonces serían entendibles sus acciones, aunque en caso contrario, vale decir que payaso se nace y fanfarrón también.
La exitista prensa argentina
Inexplicablemente algunos medios argentinos distorsionaron la realidad, poniendo que el “Dibu” Martínez había “atajado” el penal, cuando en realidad el balón se fue afuera muy por arriba del travesaño, sin intervención del portero.
Otro ignoto periodista argentino de TN, un tal Pablo Gravellone, tan desubicado como el cuidapalos, apoyó la impresentable acción de Martínez diciendo: “Dibu les bailo a los hinchas del United. El arquero definitivo”. Eso no es deporte y el supuesto periodista especializado debería saberlo. En fin, más payasos para el circo.
En definitiva, un arquero de escaso discernimiento y una enorme falta de valores.















Y después muchos argentinos se preguntan por qué no los quieren en el mundo. Ahí tienen la respuesta en la actitud del desubicado arquero, son fanfarrones, prepotentes y se creen el ombligo del mundo. Cero cerebro.
Genial esa comparación de que al terraja argentino “le faltan caramelos en el frasco”.
Típico producto porteño, fanfarrón y prepotente. Un pobre tipo.
Comments are closed.