Otra vez el presidente argentino Alberto Fernández, volvió a lo que utiliza con frecuencia, el doble discurso y a negar sus dichos.
La fiesta clandestina con invitados que autorizó en la residencia presidencial de Olivos, para festejar en plena pandemia y en cuarentena obligatoria el cumpleaños de su pareja, Fabiola Yáñez, no fue un desliz o un error como dice ahora el mandatario; fue algo consciente.
Luego de decir públicamente: “El 14 de julio mi querida Fabiola convocó a una reunión, a un brindis, que no debió haberse hecho. Me doy cuenta que no debió haberse hecho y lamento que haya ocurrido”, aseguró Fernández dejando la impresión que la culpable del desatino era su mujer y no él; como diciendo: “no fui yo, fue ella”.
Hoy, ante las críticas por no afrontar su responsabilidad, Fernández volvió a cambiar el discurso, “efectivamente, en la pandemia, por un desliz, por un descuido, se organizó una comida en Olivos que no debió haberse organizado. Yo no anduve con vueltas. En menos de 24 horas dije que esto pasó, que no debió haber ocurrido, tengo mucho pesar por lo sucedido y de ese modo me disculpé ante ustedes, ante el pueblo, los únicos a los que les debo unas disculpas”, aseguró.
“Algunos leyeron mis palabras sinceras, honestas, de arrepentimiento a su modo. Algunos fueron tan miserables que dijeron que le eché la culpa a mi compañera. El único responsable soy yo: me hago cargo, doy la cara y me pongo al frente de todo esto. Y si alguno piensa que me van a hacer caer por un error que cometí, sépanlo, me fortalecen, me generan más fuertes convicciones, aumentan mi compromiso con ustedes”, dijo al cambiar el discurso.