Maduro se viste de militar sin serlo para “explicar” la presencia de mercenarios colombianos en Haití

Al referirse a la presencia de colombianos en Haití, Maduro no habla de la injerencia de venezolanos y cubanos de los servicios de inteligencia de La Habana en suelo de Colombia, que bajo directrices del Foro de San Pablo, fueron la parte medular de las manifestaciones violentas en ese país

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Foto Minci

Disfrazado con una casaca militar sin condecoraciones y sin necesidad de hacerlo, Nicolás Maduro se vistió como si fuera un miembro de la FANB, que si bien la conduce como mandatario, es un civil que ejerce circunstancialmente la primera magistratura de Venezuela. Un analista de política de Caracas dijo a ICN Diario en tono de burla que lo más cerca que estuvo Maduro de una escuela militar en sus años de estudiante, “fue cuando un día pasó por la puerta del instituto de enseñanza de las Fuerzas Armadas”.

El chavista se refirió a la participación de mercenarios colombianos en el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, y en el entrenamiento de bandas criminales en Venezuela denota que “la mayor amenaza que tiene América Latina y el Caribe es la mafia que está en el poder en Colombia”, aseveró Nicolás Maduro en un discurso.

“Esa mafia que está en el poder exporta droga, muertes, mercenarios, asesinos y tiene en la mira a nuestra amada, noble y pacífica Venezuela”, recalcó al instruir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) mantenerse en alerta permanente ante el despliegue de maniobras terroristas en la nación.

Desde Fuerte Tiuna, ubicado en Caracas, afirmó que Colombia es “un país exportador de violencia y terrorismo”, fenómeno que se evidenció con la captura de 17 ciudadanos colombianos, en su mayoría exmilitares, vinculados al asesinato de Jovenel Moïse, ocurrido el miércoles 7 de julio.

“Lo que yo digo, pero no lo que yo hago”

Al referirse a la presencia de colombianos en Haití, Maduro no habla de la injerencia de venezolanos y cubanos de los servicios de inteligencia de La Habana en suelo de Colombia, que bajo directrices del Foro de San Pablo, fueron la parte medular de las manifestaciones violentas en ese país.

El saliente presidente del Ecuador, Lenin Moreno, pocas horas antes de dejar el cargo, dijo concretamente: “Nuestro sistema de inteligencia, al igual que el sistema de inteligencia colombiano, porque hoy por la mañana conversé con el presidente Duque, detectó una injerencia grosera por parte del régimen dictatorial y autoritario de Nicolás Maduro”, confirmó el jefe del ejecutivo de Ecuador sobre esa cuestión.

Moreno admitió estar preocupado por el futuro de la región latinoamericana que, a su juicio, está amenazada “por la línea del socialismo del siglo XXI” respaldada por los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia.

LEA: Ecuador denuncia que sus servicios de inteligencia revelan injerencia de Maduro en protestas en Colombia

Mercenarios venezolanos en Colombia

Pero eso no es todo, pocos días atrás, el 3 de Julio de 2021, tres ciudadanos venezolanos, infiltrados en las manifestaciones en Colombia, fueron enviados a prisión por petición de la Fiscalía General de la Nación, que los señala de haber agredido a policías y causado daños a establecimientos comerciales en la ciudad de Medellín (noroeste) el pasado 28 de abril, en el inicio de las protestas contra el Gobierno central.

De acuerdo con la investigación, los tres hombres, junto con otras personas, atacaron con piedras y palos a varios agentes que prestaban servicio en el puesto de Policía ubicado en la estación Parque Berrío del metro, en el centro de la ciudad y eso desató la violencia en la zona.

En un comunicado, la Fiscalía de Colombia indicó que los sujetos al parecer también participaron en la incineración de una moto de la Policía y en la vandalización de las instalaciones del metro, así como de la infraestructura de la zona bancaria y establecimientos comerciales del mismo sector del Parque Berrío.

Los procesados venezolanos, Franklin David Bruguera Cahuao, Manuel Francisco Mendoza Rivas y Greibelt José Escorche Contreras se les imputaron los delitos de terrorismo y violencia contra servidor público

Maduro y el Foro de San Pablo

En octubre de 2019, Nicolás Maduro dio una pista clara sobre quién podría alentar las movilizaciones violentas en Ecuador y Chile, donde se producían protestas en las calles y ciudades de ambos países sudamericanos.

Maduro en un mensaje dijo: “Al Foro de San Pablo le puedo decir, desde Venezuela, estamos cumpliendo el plan, va como lo hicimos, va perfecto, ustedes me entienden… Foro de San Pablo, el plan va en pleno desarrollo, victorioso. Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro las estamos cumpliendo una por una”, aseveró el chavista.

Ese año, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, en el exilio, acusó al Foro de San Pablo de incentivar las violentas manifestaciones en Chile y Ecuador.

Maduro agregó sobre el Foro de San Pablo: “Es la unión de los movimientos sociales, progresistas, revolucionarios, de toda América Latina, el Caribe y más allá del mundo. El Foro ha salido revitalizado, y así debemos seguir, articulando los partidos políticos progresistas”. En forma irónica acotó:  “Vamos mejor de lo que pensábamos, y todavía lo que falta… No puedo decir más, son secretos de super bigoteno puedo decir más”, pero dejó en claro que desde el Foro de San Pablo algo se tramaba.

El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, en el exilio, advirtió que el Foro, “es la maquinaria que utiliza el crimen organizado para desestabilizar la democracia en el Hemisferio”.

El comunicado difundido por el órgano judicial que integran magistrados que debieron salir del país por amenazas, resalta que a partir de la edición de este foro, que se celebró en julio de 2019 en Caracas (Venezuela), se han producido “situaciones fácticas en las Repúblicas del Perú, Ecuador, Colombia y ahora Chile” que han alterado la tranquilidad de dichos países.

Los planes para desestabilizar en Chile y Colombia

¿Por qué la izquierda chilena, durante gobiernos socialistas, no exigió cambiar la Constitución heredada de Pinochet y apelaron a la violencia para exigírsela al actual gobierno de Piñera?

Desde el regreso a la democracia, pasaron por la presidencia de Chile varios mandatarios de izquierda -socialistas como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet (en dos mandatos)- y a ninguno se le ocurrió consultar en un plebiscito si los chilenos estaban de acuerdo o no en redactar una nueva Carta Magna, tampoco los colectivos de izquierda se lo exigieron a sus presidentes afines.

El plebiscito llegó y se realizó luego de las violentas acciones emprendidas en 2019 por parte de colectivos de izquierdas con enfrentamientos que dejaron un saldo importante de víctimas por los desmanes producidos en protestas multitudinarias.

¿Había que apelar a la violencia para pedir cambiar la Constitución que dejó Pinochet? ¿Durante los gobiernos socialistas de Lagos y Bachelet, la Carta Magna pinochetista no molestaba y ahora si?.

Entonces hoy, al ver las felicitaciones en las redes de Maduro que dice: “Mi felicitación, reconocimiento y admiración al pueblo chileno que hoy se volcó a las calles y centros electorales para decidir el futuro de su Constitución y acabar con el pinochetismo”, o de Evo Morales diciendo: “Saludamos al pueblo chileno por la gran victoria en el plebiscito que dejará atrás la Constitución de Pinochet”. Luego de esto, muchos piensan si esto no pudo resolverse antes, con gobiernos izquierdistas de Chile, o es una decisión del Foro de San Pablo y/o el Grupo de Puebla, para conseguir con violencia lo que se pudo obtener en paz.

Vale recordar que la ONU, en octubre de 2015, durante el segundo mandato de la socialista Michelle Bachelet, (11 de marzo de 2014 – 11 de marzo de 2018), instó al Gobierno de Chile a eliminar ‘vestigios de la dictadura de Pinochet’ y nadie se molestó ni protestó para llamar a un plebiscito para cambiar la Constitución heredada del gobierno militar.

¿Quién incentiva la violencia en Colombia?

El 11 de mayo de este año, un informe de los servicios de inteligencia de Ecuador, reveló la intromisión en los disturbios de activistas chavistas, que incitan a la violencia en las protestas en Colombia y con manifestaciones programadas en el exterior, como se dieron este fin de semana en España.

El entonces presidente ecuatoriano Lenín Moreno, antes de finalizar su mandato constitucional, instó al gobierno de Nicolás Maduro a terminar con la “injerencia” en Colombia y permitir así la estabilidad en el país liderado por Iván Duque.

“El pedido es que Maduro saque sus manos sangrientas y corruptas de la democracia y de la estabilidad del pueblo colombiano”, manifestó el ahora exmandatario ecuatoriano tras participar como orador principal del foro “Defensa de la Democracia en las Américas” organizado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Miami.

Moreno admitió que tanto el servicio de inteligencia ecuatoriano como el colombiano han interceptado la injerencia venezolana en las protestas que se han llevado a cabo en algunas ciudades de Colombia para manifestar contra la reforma fiscal anunciada por Duque y que luego canceló ante la presión y el rechazo de la sociedad.

“Nuestro sistema de inteligencia, al igual que el sistema de inteligencia colombiano, porque hoy por la mañana conversé con el presidente Duque, detectó una injerencia grosera por parte del régimen dictatorial y autoritario de Nicolás Maduro”, confirmó el jefe del ejecutivo de Ecuador sobre esa cuestión.

En un doble juego, el senador izquierdista y exterrorista, Gustavo Petro, dijo que si Duque retiraba la reforma, no era necesario que la gente saliera a protestar, pero cuando la reforma tributaria fue retirada, Petro guardó silencio y no salió a pedir calma a los manifestantes.

Desde Colombia se informa que el régimen chavista, cuyos fuerzas armadas están infiltradas por el servicio de inteligencia de Cuba, que ordenan y dominan a los cuerpos de represión en Venezuela, son quienes actúan de Colombia incentivando la violencia en las protestas.

Analistas advierten que esto no se detiene y que el plan de desestabilización, por medio de protestas violentas, está previsto para otros países de América del Sur con gobiernos democráticos que no son afines a ideologías de izquierda.