Raúl Vallarino.-

Estoy intentando escribir lo que siento y no puedo, tengo un enorme nudo en la garganta y es tanto lo que podría decir de Jorge, que en este momento devastador solo me atrevo a puntualizar que se nos ha ido un grande, un inspirador de ideas, un demócrata y un heredero legítimo del pensamiento de Wilson Ferreira Aldunate.

A Jorge lo conocí en la década de los ’90 y recuerdo que cuando llegaba a Montevideo desde su Paysandú natal, nos reuníamos en el antiguo hotel Alvear de la calle Yí casi 18 de Julio y allí fue fermentando la idea de lo que luego llegó a ser Alianza Nacional; un bastión de la filosofía wilsonista que ha marcado a fuego la política uruguaya.

Con Jorge compartimos muchas cosas y momentos inolvidables y un recordado viaje a Asturias, en sus primeros años como senador, que siempre nos venía a la memoria y que prometíamos repetir juntos algún día.

A lo largo de su vida siempre tuvo como premisa servir a la Patria y enfrentó enormes desafíos, que fue venciendo con su tradicional bondad y con su inmenso sentimiento republicano. Fue un ejemplo de político de la mejor cepa.

Obró el milagro de movilizar al pueblo con su decisión de enfrentar al gran flagelo de la delincuencia, con su campaña “Vivir sin miedo”, que logró miles y miles de adhesiones de los uruguayos cansados de que los delincuentes campearan a sus anchas.

Como Ministro del Interior, en pocos meses logró comenzar a revertir y bajar los índices de delitos, algo que angustiaba a los uruguayos. Lo que no se pudo combatir en los últimos 15 años, Larrañaga, con su impronta, comenzó a lograrlo.

Pocos días atrás, recibí su cariñoso mensaje donde me felicitaba por el estreno mundial de la película basada en uno de mis libros y cerró su saludo con un “Muy bueno flaco”.

Hoy, Jorge nos dejó físicamente,  pero sus ideas wilsonistas siempre estarán con nosotros. Solía repetir ante las adversidades: “Acá no se rinde nadie” y te prometo Jorge, que nunca nos vamos a rendir.

No dudo, que ahora ya debe estar junto a Wilson, hablando de política y de todo lo bueno que ambos querían para Uruguay.