La vicepresidente argentina Cristina Kirchner, durante un acto virtual que compartió este viernes (14) con Lula Da Silva, en el marco de la firma de un convenio entre el kirchnerista Instituto Patria y el Instituto Lula da Silva, dijo algo sobre el acceso a las dosis contra el Covid-19: “las diferencias entre el norte y el sur” se observan “en el acceso a las vacunas”.
Cristina Kirchner planteó que “las diferencias que se daban entre el norte y el sur tal vez en materia de ingresos, de generación de autonomía, de industrialización, ahora se dan mucho más abajo: en el acceso a las vacunas, por ejemplo, que es el acceso a la vida” y en lo que respecta a su país no fue certera.
Argentina, por inoperancia de su gobierno que compra vacunas en cuentagotas, despreció en su momento un acuerdo con el laboratorio Pfizer que habría solucionado el déficit de dosis.
Recordemos que el gobierno argentino hoy no consigue vacunas contra el Covid-19 en la cantidad necesaria para inocular a su población y perdió la posibilidad de comprar en su momento 13,3 millones de dosis del Pfizer.
Según informó el diario La Nación desde Buenos Aires, Pfizer ofreció a la Argentina 13,3 millones de vacunas. Pero durante meses, el gobierno argentino no le respondió a Pfizer. Ni por sí, ni por no. Solo silencio y regateos, pero para reducir la cantidad de dosis, hasta que fue demasiado tarde. Entonces, Uruguay aprovechó la oportunidad y ahora puede inmunizar con las vacunas que dejó pasar la Argentina. El gobierno uruguayo compró más de dos millones de esa vacuna que los argentinos despreciaron.
En su mensaje la vicepresidente de los argentinos, hizo referencia a las acciones judiciales y a un presunto acoso: “Persecución a quienes habíamos conducido los destinos de la patria, precisamente en elecciones libres, populares y democráticas. Como le pasó a Lula también, como le pasó a Rafael Correa en Ecuador, como le pasó a Evo Morales también en Bolivia”, señaló en el marco de su teoría del lawfare.
Lo que no dice Cristina Kirchner es a donde fueron a parar los millones de dólares que desaparecieron del PBI durante sus dos mandatos consecutivos que destrozaron la economía argentina.
Tampoco habla de los 9 millones de dólares que su funcionario de confianza, José López, pretendía ocultar en un convento en Buenos Aires, producto de sobornos al gobierno kirchnerista y que llevaron a su empleado a la cárcel, al ser descubierto.
No explica de donde provenían los 4 millones de dólares escondidos en un cofre bancario por su hija Florencia Kirchner, que sin trabajar había acumulado esa suculenta suma en forma secreta.
Esas son pruebas concretas y no acoso en su contra del Poder Judicial.
En cuanto a Lula, si hoy sus presuntos actos de corrupción han sido anulados, es solo momentáneo, porque el Tribunal Supremo de Brasil ha ordenado el cambio de juzgados, por lo cual no se puede anticipar que sea inocente de los cargos que se le imputan.
Rafael Correa, condenado a 8 años de prisión por delitos de corrupción en su país con pruebas concluyentes, le han valido que su candidato a las recientes elecciones presidenciales en Ecuador, perdiera esos comicios por la desconfianza de los ciudadanos en su contra.
Los manejos fraudulentos de Evo Morales para las elecciones de 2019, precipitaron su renuncia, porque constitucionalmente estaba imposibilitado de presentarse a un nuevo mandato presidencial, porque en 2016 había perdido un plebiscito a nivel nacional donde se le preguntaba a los bolivianos si estaban de acuerdo o no en reformar la Carta Magna para posibilitar su reelección. Los ciudadanos dijeron NO, pero Morales, con jueces afines, anuló en forma ilegal la decisión popular para poder repostularse.













