Inés Arrimadas ha vuelto a demostrar que no tiene cintura política y muy poca inteligencia para saber “leer” a futuro lo que sus controversiales decisiones terminarán afectando a su propio partido, al que se está cargando con su “vedetismo”; ¿O debí decir “veletismo”? Por sus constantes cambios según donde sople el viento.
Arrimadas conformó gobierno con el PP en Murcia, pero luego a espaldas de sus socios, negoció en secreto con el PSOE la moción de censura del presidente popular con explicaciones muy difíciles de entender sobre las vacunas ilegales que los socialistas -hoy sus nuevos aliados- también otorgaron pasando por encima de quienes debían haberlas recibido en la primera hora de vacunaciones. Para la líder de Cs todo vale.
Esos cambios de Arrimadas, convirtieron a Ciudadanos en una formación sin base política y filosófica propia, al que tanto le sirve un barrido como un fregado. Y esa ambivalencia se termina pagando con la fuga de votos de sus seguidores que ya – elección tras elección- huyen despavoridos de un partido que nada tiene para ofrecerles, salvo golpes de efecto que en nada benefician a los españoles.
¿Qué personaje de una obra teatral nos recuerda a Inés Arrimadas?
Arlequino servidor de dos patrones, de Carlo Goldoni, es uno de los personajes arquetípicos e infaltables de la Commedia dell’arte, es un criado que no tiene recursos suficientes para sobrevivir, con lo cual se emplea simultánea y secretamente como mucamo de dos sujetos diferentes. Al principio, todo parece ir bien, hasta que las demandas de los dos amos comienzan a superponerse, y servir a ambos a la vez se torna una tarea llena de complicaciones, enredos y equívocos.
Pero es tanto el desvarío de Arrimadas que habla de evitar hechos de corrupción pero para hacer caer al gobierno del PP en Murcia ha pactado con el secretario general del PSOE murciano, Diego Conesa, que está «imputado por prevaricación».
Más claro, imposible.
El camino de Ciudadanos se acorta; Inés Arrimadas ha hecho todo lo posible para cargarse el partido naranja.