El secretario general de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) de Uruguay, Joselo López, salió a discutirle al ministro de Salud Pública Daniel Salinas, por algunas frases del jerarca sobre la falta de cuidado sanitario en las marchas y movilizaciones que ayudarían a diseminar el coronavirus.
El ministro Salinas se quejó de la actitud de algunos colectivos manifestantes: “Tuvimos todas las marchas que quisimos ¡y déjenme decirlo, porque alguna válvula de escape tengo que tener!”, señaló, y enseguida pasó a detallar una a una las movilizaciones masivas entre las que destacó: la conmemoración de los mártires estudiantiles, la marcha de la diversidad y las movilizaciones sindicales (Pit-Cnt, FUS, Fancap, sindicato de la industria, COFE y Fenapes).
Joselo López negó que las marchas incidieran en los contagios y agregó “esas afirmaciones podemos aceptarlas de la señora en la feria, pero no de un ministro de la República”, mediante un comunicado emitido por la organización, según señala el diario El País.
¿Entonces para COFE; la señora que va a la feria a comprar, no tiene la suficiente inteligencia para opinar?. ¿Por qué denigrarla de esa manera?
Tal vez la “casta” sindical se cree superior a una mujer que va la feria y que la mayoría de las veces -en su condición de ama de casa- resuelve con una inteligencia única conociendo más que un economista lo que debe comprar o no, para decidir como completar la canasta familiar de alimentos y a veces con escasos recursos. Debería ser admiración por parte de la central sindical y no ninguneo.
Lamentable e imperdonable la comparación del titular de COFE, denigrando la figura de la mujer que hace sus compras en la feria vecinal.
Pero COFE y su secretario general, deberían aclarar que si la señora, en vez de comprar en la feria lo hace en un gran supermercado, sus opiniones se pueden tomar en serio.
Para finalizar, hoy leí en los comentarios de un medio de prensa sobre este hecho y no resisto la tentación de reproducirlo: Cierta vez le preguntaron a un viejo filósofo si era posible vivir bien sin trabajar y el anciano respondió: “por supuesto, conviértete en sindicalista”.
Impresentables ciertos sindicalistas como este personaje.
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