La Organización de Naciones Unidad- ONU aseguró que desde que llegó la pandemia al mundo ha sido mucho más difícil cumplir con los objetivos sociales, es más, las diferencias se han acrecentado generando una mayor desigualdad, al tiempo de impactar negativamente en la superación de la pobreza. De la misma forma los colectivos de migrantes se han visto fuertemente golpeados por la amenaza invisible del virus.
En este sentido la ONU afirmó que la pandemia ha hecho retroceder los esfuerzos para crear sociedades más equitativas. La desigualdad entre ricos y pobres empeoró durante la crisis del COVID-19 y aumentó la pobreza, por primera vez en décadas.
Ante esto argumentó que gran parte de esta situación se debe a que existen en el mundo 2000 millones de trabajadores del sector informal, quienes son especialmente vulnerables ante la pandemia, pues sus fuentes de trabajo se han visto frenadas debido a las restricciones de movilidad ciudadana dictaminada por los gobierno para impedir la expansión del virus, a su vez han quedado descolgados de las ayudas del Estado.
“Esto ya no es sólo una crisis de salud mundial, también es una crisis mayúscula económica y del mercado laboral que tiene un gran impacto en las personas”, dijo el director general de la OIT, Guy Ryder.
De la misma forma alertó que la tasa de pobreza entre las mujeres aumentó más de un 9%, lo que equivale a unos 47 millones de mujeres. El dato representa un retroceso de décadas de avance hacia la erradicación de la pobreza extrema. Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, apuntó que el aumento de la pobreza extrema de las mujeres es una “acusación grave de fallas profundas” en la estructura social y económica.
Por otra parte, otro de los factores que gatilló el difícil panorama social del planeta producto de la pandemia, fue el desplome de la economía la que obligó a millones de personas a trabajar desde su casa, además de cerrar oficinas y tiendas como parte de las medidas de contención, al tiempo de restringir viajes en todo el planeta, generando un daño en el turismo y los negocios de hostelería, servicios y eventos, entre otros aspectos.
Por último señaló que gran parte de los refugiados y migrantes del planeta han visto ante sus ojos la desesperación de vivir un mayor riesgo de contraer el coronavirus en campamentos abarrotados, hasta quedar varados debido a las restricciones de viaje y convertirse en el objetivo de bandas criminales.
Sin trabajo ni dinero y con el transporte público cerrado, cientos de miles de migrantes se vieron obligados a caminar centenares de kilómetros de regreso a sus lugares de origen y algunos murieron en el intento.













