El gaucho, los extraterrestres y el fútbol

LA PÁGINA DE HUMOR DE PACO TILLA

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Interpretación gráfica de Luis Rondán

Era casi la medianoche y el gaucho atravesaba el campo al galope con su alazán para intentar llegar al rancho y a la vez esperando que el aliento a alcohol se evaporara y la Dorotea, su mujer, no le recriminara por el estado etílico en que regresaba.

Siempre pasaba lo mismo; cada vez que iba al pueblo se dejaba caer por la pulpería de don Zoilo y copa va, copa viene, las horas pasaban y una partida de truco de por medio alargaba el tiempo y después le entraba el temor por tener que enfrentar los gritos recriminatorios de la Dorotea.

En eso pensaba en medio de la oscuridad de una noche sin luna, solo iluminada cada tanto por los relámpagos que anunciaban una lluvia inminente, cuando en el monte cercano le pareció ver una gran luz brillante que lentamente descendía detrás de los árboles.

El caballo se paró en seco y el gaucho quedó como petrificado. ¿Sería una luz mala? – se preguntó casi aterrorizado.

Iba a emprender el galope nuevamente cuando una voz serena, casi con dulzura, le dijo: “Detente terrícola, no te haremos daño. Venimos en busca de ayuda”.

Los efectos del alcohol se disiparon en un instante y tomando coraje el gaucho habló: “¿Qué necesitan?

Desde las sombras, tres pequeños hombrecitos se acercaron al hombre de campo y le explicaron que llegaban en misión de paz y que no debía temerles.

-Venimos de una galaxia muy lejana a millones de años luz y pedimos tu ayuda.

– Aha, ta bien. ¿Qué necesitan?

El hombrecito que parecía ser el jefe de los extraterrestres tomó la palabra.

-La liga de las galaxias va a organizar por primera vez un torneo de lo que ustedes llaman fútbol y nuestro planeta intervendrá y buscamos en La Tierra lo que no tenemos para armar un buen equipo…

– Yo soy un patadura- dijo el gaucho, aclarando por las dudas.

-No, no venimos en busca de jugadores, necesitamos un entrenador. ¿Usted conoce alguno?. Sabemos que aquí hay varios, como tres millones de directores técnicos, pero no sabemos a cual llevarnos- explicó el extraterrestre.

-Aaah, entiendo – dijo el gaucho- ¿Y se lo van a llevar pa’ siempre y no lo van a devolver?.

– Imposible regresar a traerlo de vuelta a La Tierra, son millones de años luz y tenemos energía solo para volver a nuestro planeta.

Entonces la idea surgió luminosa en la mente del gaucho y respondió: Yo tengo uno pa’ recomendarles: “Al maestro, llévense al maestro…”, gritó el gaucho casi con desesperación.

Uno de los extraterrestres sacó una especie de pantalla, escribió algo y pronto ubicó al que el gaucho mencionó como el maestro.

-Ya está, lo identificamos, vamos a buscarlo. ¿Es bueno como entrenador? –preguntó el alienígena.

-El mejor- respondió el gaucho. ¿Están seguros que no lo traerán de regreso?.

-Ya le dije, es imposible traerlo de vuelta. Para almacenar energía para otro viaje intergaláctico nos llevaría lo que para ustedes serían 150 años terrestres.

Ah, bueno, me dejan tranquilo- dijo el gaucho respirando aliviado.

Los extraterrestres agradecieron al hombre de campo por sus datos, subieron a la nave y se marcharon en busca del entrenador que pensaban llevarse a su planeta.

El gaucho quedó mirando la partida del ovni y se preguntó si alguna vez regresarían en busca de venganza por su recomendación, pero pronto lo descartó. Los alienígenas no tenían combustible pa’ otro viaje a La Tierra.

 

 

 

 

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