Con Diego hasta el infinito; con Maradona ni a la esquina

Hace años leí artículo periodístico que se titulaba: De Borges a Maradona. En esencia se preguntaba cómo la Argentina puede producir un genio como Borges y un desastre como Maradona. El artículo no pudo dar respuesta.

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Grafiti de Diego Maradona en La Boca, Buenos Aires, Argentina.

 

Por Yuri Gramajo.-

Con Diego hasta el infinito, con Maradona ni a la esquina; así se expresó quien fuera uno de sus entrenadores.

Ayer vimos las fotografías del féretro y un par de idiotas con el dedito para arriba junto al cadáver.

Todo el mundo horrorizado. Esas imágenes son apenas una muestra más del deterioro social de un maravilloso país.

Claro que las actitudes que revelan esas fotografías son censurables, pero mucho más lo es la decisión de los líderes políticos que dejaron encerradas a 45 millones de personas a las que se les prohibió casi todo (entre ello velar a familiares muertos incluso en reuniones íntimas), pero habilitaron un velatorio multitudinario en plena casa de gobierno.

Tres días de duelo nacional con detención de actividades, después de 8 meses de tener paralizada la economía y llevar el país, además de a la ruina sanitaria, a la ruina económica.

Una nación que eleva a la calidad de Dios a un miserable que vivió una vida de excesos y falta de respeto por mujeres, hijos, hijas, periodistas y a cuanto individuo se cruzara por su camino.

Como jugador de fútbol fue un genio, pero lamentablemente hasta eso queda empañado cuando todo un país (y alrededores) festejaron un gol tramposo. Unos vivos…

Ayer algunos periodistas porteños recordaban 1982 y la venganza de 1986.

En 1982 Inglaterra ganó la guerra por las Malvinas. En 1986 Argentina se “vengó” y le ganó a UK por 2 a 0. Resultado final: la Argentina de Maradona ganó un partido de fútbol, UK ganó para siempre las Falklands.

Ayer algunos periodistas porteños “reflexionaban” que “habrá que aprender a vivir en un mundo sin Maradona…”: ¡De locos!

No hay cosa de este tipo que no sea controvertida: abrazarse a dictadores, usar camisetas de asesinos, orgías con pibas de 16 años, a los tiros en plena calle y un sin fin de barbaridades sin límite.

Maradona desnuda también muchas de las mentiras e hipocresías de este mundo. Si bien nunca olvido ni renegó de sus humildes orígenes y fue muy crítico contra una parte del sistema, se recostó simultáneamente en algunos poderosos de la peor calaña.

Lo emocional también hizo lo suyo: “no debe ser fácil ser Dios”.

Me saco el sombrero con nuestro presidente. Consultado sobre si la noticia del fallecimiento “lo emocionó, lo golpeó fuerte”, Lacalle Pou respondió: “No, es un gran jugador de fútbol. Es un futbolista, ídolo de multitudes, yo soy presidente de la República, no me corresponde opinar de estos temas”. Perfecto: otra vez poniendo las cosas en su correcto lugar.

Hace años leí artículo periodístico que se titulaba: De Borges a Maradona. En esencia se preguntaba cómo la Argentina puede producir un genio como Borges y un desastre como Maradona. El artículo no pudo dar respuesta.

Gran parte de los argentinos (laburantes, cultos, buena gente) tampoco puede encontrarla.