Luis Arce, Evo Morales, las trampas dialécticas y el referéndum de 2016

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(Foto: TSE Bolivia)

Luis Arce, el presidente electo de Bolivia, es un hombre inteligente, con preparación universitaria, pero a la hora de hablar tiene la misma intransigencia que su mentor, Evo Morales.

Sus últimas declaraciones demuestran que habrán represalias para la oposición y para quienes no comulguen con su ideología.

Arce se muestra “indignado” por el accionar de la OEA, pero oculta que su jefe político Evo Morales, legalmente nunca podía volver a ser candidato en el 2019.

El referéndum constitucional de Bolivia de 2016 se realizó el domingo 21 de febrero de ese año. El objetivo de esta consulta a la ciudadanía (propuesta por Evo Morales), fue la aprobación o rechazo del proyecto de modificación constitucional para permitir al presidente o vicepresidente del Estado Boliviano postularse a ser reelectos a una elección. El “No” ganó con un total de 51% de los votos y Evo perdió el referéndum que él mismo había convocado.

La trampa de Evo

Desesperado Evo Morales por perpetuarse en el poder y en complicidad con el Tribunal Constitucional, integrado por magistrados nombrados por él mismo, se hizo preparar un decreto a su medida para desconocer el mandato popular de las urnas que le dijeron NO a una nueva postulación.

La Constitución boliviana establece que una persona no puede gobernar por más de dos periodos consecutivos y que Morales perdió un referendo en 2016 en el que intentó anular esa limitación, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de ese país emitió un controversial fallo a favor de las intenciones del mandatario.

En conferencia de prensa, el magistrado del TCP Macario Cortez explicó que se decidió “declarar la aplicación preferente” de los “derechos políticos” por encima de los artículos de la Constitución que limitan la cantidad de veces que una persona puede ser reelecta.

Y así el fraude quedó consumado y en este fallo, además, se declaró “inconstitucionales” a los artículos de las ley electoral boliviana que limitaban la cantidad de periodos continuos que puede tener cualquier autoridad boliviana elegida por voto popular, establecido en dos.

Su última postulación ya era ilegal antes de las elecciones y el presidente electo, Luis Arce lo sabe bien y esto lo convierte en cómplice del fraude.