Los pésimos resultados electorales de las marcas territoriales de Unidas Podemos en Galicia y País Vasco encienden la crítica incluso entre destacados exmiembros del partido. Si el estancamiento del PSOE en ambas regiones es un mal resultado, la desaparición de su socio de Gobierno en Galicia es un desastre. Íñigo Errejón carga contra su expartido.
El fracaso sin paliativos de Galicia en Común-Anova Mareas (Podemos-EU-Anova), marca autonómica en Galicia de Unidas Podemos (UP) que ha pasado de tener 14 escaños a no tener ninguno, ha dado paso inmediato a las críticas, las más aceradas provenientes de exmiembros de este partido, como el actual diputado de Más País, Íñigo Errejón, o el exlíder de Podemos en Madrid, Ramón Espinar.
No se puede seguir eternamente echando la culpa de los fracasos a quien se marchó, rompió o echaron.
Esta noche el batacazo hay que apuntárselo a una dirección de partido que ha querido controlarlo todo a costa de convertir Podemos en un solar sin nadie que les moleste.
— Ramón Espinar (@RamonEspinar) July 12, 2020
Podemos se emplaza a la autocrítica a lo largo de esta semana, luego de analizar las consecuencias de su fracaso en estas elecciones autonómicas. Su secretario general, Pablo Iglesias, ha declarado la necesidad de hacer una “profunda autocrítica”.
A vuelapluma: 1) en clave española son unos resultados pre15M, que indican un cierre de ciclo. No era “unir a la izquierda”, era más ambicioso: construir pueblo. Sin nostalgia, toca pensar hacia delante. 2) la alternativa popular será confederal y plurinacional o no será.
— Íñigo Errejón (@ierrejon) July 12, 2020
Las peleas internas a nivel estatal y en los territorios, los cambios en las denominaciones de las marcas autonómicas, los continuos relevos de líderes cuando no deserciones, han terminado por conformar una situación en la que, en el caso de Galicia, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) ha absorbido no sólo gran parte del electorado de Galicia en Común-Anova Mareas (antes En Marea), sino su propio mensaje. Una especie de vuelta al voto útil vehiculada en la apuesta soberanista de izquierdas y feminista que expresa el BNG, se ha demostrado como un factor de fagocitación total, quién sabe si ya irreversible.
Eso ya no existe. Existe una cosa que se llama UP y que tiene los resultados de siempre de IU
— Íñigo Errejón (@ierrejon) July 12, 2020
Razones de un fracaso
Tras la espectacular cuarta mayoría absoluta del PP de Alberto Núñez Feijóo (41 diputados y 47,98% del voto), ahora es el BNG quien encabeza las filas de la oposición merced a sus 19 diputados (6 en la anterior legislatura) y un 23,80% de apoyo.
Varios pueden ser los motivos del severo castigo electoral a la opción Galicia en Común, coalición que integraba a las marcas autonómicas de Podemos e Izquierda Unida junto a otras formaciones soberanistas como Anova. Las batallas y continuas peleas internas que han desgarrado en los últimos tiempos la coalición liderada por Antón Gómez-Reino (hace cuatro años se presentaron con otro formato, En Marea, y con otro candidato, Luis Villares) han pasado factura electoral (menos de un 4% de apoyo y lejos del 5% que otorga representación) a una candidatura que ni siquiera la presencia durante la campaña de la ministra de Trabajo, la gallega Yolanda Díaz, ha podido remediar. La marca gallega de Unidas Podemos se ha visto también afectada por las luchas intestinas acaecidas en el seno de Podemos a nivel estatal desde 2016.
Según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), su candidato para estas elecciones, Antón Gómez-Reino, era el más desconocido entre los electores. Las críticas internas denuncian que tanto él como Miren Gorrotxategi, la candidata para el País Vasco, han sido candidaturas impuestas desde la dirección central de UP en Madrid, y no acabadas de consensuar en sus territorios. Exdirigentes de Podemos como Ramón Espinar culpan del desastre electoral a una dirección que “ha teledirigido la campaña desde Madrid”.
Un toque de atención para la coalición de Gobierno
Los partidos que integran la coalición de Gobierno en España, PSOE y UP, no han podido insuflar a los votantes ningún estímulo extra. El PSdeG, conducido por Gonzalo Caballero, no se ha contagiado del impulso que puede imprimir tener a un socialista como Pedro Sánchez al frente del Gobierno en España.
Las elecciones gallegas y vascas podían ser un terreno donde el Gobierno se imbuyera de la fortaleza que le falta. En las elecciones generales de hace unos meses, el PSOE obtuvo en Galicia el 31,28% de los votos (frente al 31,94% del PP), cosa que le hacía albergar cierto optimismo para la contienda electoral en Galicia. Ahora ha obtenido el 19,38% y 15 diputados, solo uno más que en las anteriores elecciones. Este hecho, unido al fiasco total su socio UP, puede añadir más incertidumbre a un Gobierno que no se distingue precisamente por su fuerza.
Las dudas sobre la viabilidad del proyecto de UP pueden incrementar las presiones tanto externas como internas, donde la lectura de los resultados en el País Vasco y Galicia servirá a sus críticos de palanca de presión para efectuar un viraje estratégico.
La izquierda Nacionalista vasca y gallega se han podemizado. El discurso de Bildu y BNG no se diferencia del que antaño criticaban. Mientras tanto, @PODEMOS, que ha cambiado la política de este país, sigue sin dedicar el grueso de sus energías a lo que debe: construir partido.
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) July 12, 2020