El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresó abiertamente este miércoles su rechazo a las narrativas que vinculan las manifestaciones feministas del 8 de marzo con la expansión de la epidemia de Covid-19, que ya se cobró miles de vidas en España.
“El país que necesitamos es el de la igualdad entre hombres y mujeres y yo lo digo alto y claro: ¡Viva el 8 de marzo!”, dijo Sánchez desde la tribuna del Congreso de los Diputados, que este miércoles somete a votación la sexta prórroga del estado de alarma contra el covid-19, pero Sánchez ha callado una incuestionable realidad; su mujer, Begoña Gómez y las ministras, de Igualdad, Irene Montero y de Administración Territorial, Carolina Darias, contrajeron el coronavirus luego de asistir a la multitudinaria marcha del 8-M en Madrid.
Las manifestaciones del 8 de marzo congregaron en las principales ciudades del país a grandes masas de personas –en torno a 120.000 sólo en Madrid– en los días previos a que la OMS declarara la pandemia, cuando España ya contaba con 600 casos de covid-19 y una veintena de fallecidos, según informa Sputnik.
Aunque no se trata del único acto multitudinario que España acogió en los días previos a la expansión del virus, los principales partidos de la oposición lo convirtieron en un arma política contra el Gobierno.
En los últimos días la polémica en torno al 8-M volvió a copar gran parte del debate político después de que un juzgado de instrucción imputara al delegado del Gobierno por un delito de prevaricación al autorizar la celebración de las marchas.