Mientras la autoridades uruguayas exhortan a la ciudadanía a quedarse en casa, la respuesta no es la que la grave situación por el coronavirus impone y la despreocupación de muchos orientales escapa a toda lógica.
El domingo soleado y con buena temperatura invitaba a salir sin atender las alarmas y como en las mejores épocas estivales, varios ciudadanos, sin importar exponer a los demás, a la vez que se exponían ellos mismos al contagio, poblaron las ferias vecinales, las playas y la rambla montevideana. Muchos sin barbijo y sin adoptar precauciones como muestran los medios de comunicación.
¿Cómo explicarlo? No hay explicación lógica que permita entender esta actitud. Entre tantas personas paseando al aire libre uno se pregunta: ¿Cuántos asintomáticos (que no manifiestan la enfermedad, pero la tienen) se mezclan con los no infectados y los contagian y luego vuelven a sus hogares comprometiendo la salud de familiares, mayores y niños?.
https://twitter.com/Armada_Uruguay/status/1252004444004368385
https://twitter.com/elpaisuy/status/1251971787128266752
Lorenzo Latorre gobernó Uruguay como dictador hasta 1879, cuando fue elegido presidente constitucional. Apenas un año después dimitió al cargo por falta de apoyo del Parlamento y de las clases altas. Al irse dijo una frase que perduró en el tiempo: “Los orientales son ingobernables“.