Editorial: Uruguay, los héroes y los desestabilizadores

Advierto a los lectores que lo que van a leer a continuación  es un artículo fuera de mi estilo habitual porque es solo una respuesta a la altura de los infames que no han entendido nada.

El mundo vive una de las mayores crisis sanitarias donde cada día mueren cientos de seres humanos, pero los infames de siempre pretenden marcar los pasos a dar bajo su visión totalitaria, esa que nunca emplearon para cuestionar a gobernantes anteriores que administraron a este país durante los últimos 15 años, cometiendo toda clase de errores.

Hoy pretenden acosar a un gobierno que apenas lleva 24 días al frente del Estado, con un presidente que da la cara, se hace responsable de sus decisiones y no se esconde. Con un ministro del Interior (Jorge Larrañaga) que en el escaso tiempo desde que asumió dignificó y respaldó el trabajo de los policías y ordenó controles más severos porque para el gobierno saliente los delincuentes y asesinos, parecían ser las víctimas y no los victimarios. Eso ya se terminó.

Un nuevo ministro de Defensa (Javier García), que junto al canciller (Ernesto Talvi) se pusieron al hombro la repatriación de los uruguayos que estaban impedidos de regresar al país al estallar mundialmente los casos del terrible virus que enferma y mata, mientras las tres armas, colaboran con todas sus fuerzas y el Ejército Nacional; los definidos como “carne con ojos” por un innombrable, fabrican alcohol en gel y entregaron ya 20.000 mascarillas al Ministerio de Salud Pública, a la vez que controlan los pasos de frontera.

Gente digna del Frente Amplio, (economista Ferreri y Yamandú Orsi) han reconocido que los pasos dados por el gobierno de Lacalle Pou, en materia económica, son los correctos.

Mientras el actual Ministerio de Desarrollo (Mides) con Pablo Bartol al frente, hace lo que no hizo el anterior gobierno con los uruguayos en situación de calle al darles alojamiento completo, con sus comidas diarias y aumentando considerablemente la dotación de ayuda económica a los poseedores de las tarjetas sociales para que pueden comprar en los comercios.

Pero entonces, el sindicato de trabajadores que ni siquiera tiene personería jurídica, comienza con lo que sabe hacer mejor, poner trabas en la rueda en medio de exigencias imposibles de cumplir, en un momento de crisis y “ordena” a sus afiliados a “cacerolear” y apagar las luces durante 15 minutos para protestar contra el nuevo gobierno que todavía no llega a los 30 días al frente del país.

Decididamente es una infamia y una cobardía imperdonable desde cualquier punto de vista.

Con todo el dinero que recauda este sindicato, no les veo ayudar haciendo fabricar tapabocas, vestimenta de enfermería, donando comida a los más necesitados o entregando al uso público su lujoso hotel “Punta Gorda”  en Colonia  o su parque de vacaciones. En fin, todo es cuestión de sensibilidad.

Son algunos que cuando cantan el himno nacional, remarcan elevando la voz en el momento en que la letra dice “sabremos cumplir”, pero luego en la realidad se van al mazo, y no cumplen nada; solo lo que les sirve a ellos y no al conjunto de la sociedad.

Lo héroes como se puede ver no están allí, están en otro lado, están en quienes producen, en el campo que no detiene sus labores, porque sin ellos nadie comería, en el personal de la salud, que se enfrenta al terrible flagelo y en el conjunto de la sociedad que entiende lo que está sucediendo y respalda, como la policía, el Ejército Nacional, la Fuerza Aérea y la Armada Nacional.

Párrafo aparte para el buen periodismo, ese que está presente en todos lados, con periodistas arriesgando su salud para mantener a la ciudadanía informada y ese enorme conjunto de movileros que sin descanso, están cubriendo las noticias desde cualquier punto del territorio nacional.

Estos son algunos de los héroes, los demás ya sabemos lo que son.

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