La Policía Nacional de España logró evitar un secuestro virtual en que los delincuentes pedían a su víctima, una mujer de 69 años con residencia en Madrid, el pago de 10 mil euros a cambio de que su hija no sufriera ningún daño. Mientras el secuestrador virtual mantenía a la víctima al teléfono, ésta caminó hasta el banco, donde también llegó, en ese momento, los agentes policiales.
Los delincuentes se habían comunicado con la víctima por medio de una llamada telefónica, instancia por el cual instaban a que la anciana se dirigiera a alguna sucursal bancaria a retirar dinero, al tiempo de amenazarla que le iban a cortar un dedo a la supuesta rehén, quien en realidad se encontraba en perfecto estado, en su puesto de trabajo habitual.
“O pagas 10.000 euros o te enviamos un vídeo cortándole un dedo a tu hija”, declaró la víctima a los funcionarios policiales en relación a la amenaza que recibió.
La oportuna acción de los agentes se debió a la llamada del marido de la víctima, quien tras enterarse de la situación, se puso en contacto con la policía para informar de lo que estaba pasando.
“La rápida respuesta de los agentes permitió que no se llegara a producir ningún movimiento bancario. Paralelamente, otros agentes se dirigieron al lugar de trabajo de la supuesta secuestrada, donde comprobaron que se encontraba perfectamente”, trascendió.
Esta modalidad delictiva es una estafa que durante el pasado año 2019 ha dejado a la Policía Nacional 130 casos, de los cuales llegó a haber un desembolso económico en cinco de ellos y en dos se pudo recuperar ese dinero. Lo que buscan los delincuentes es provocar la máxima angustia y bloqueo emocional, por lo que son muy agresivos y directos, incluso pueden llegar a poner al teléfono a terceras personas que imitan gritos y lloros de las supuestas víctimas.
Otra de las estrategias de los secuestradores virtuales es tratar de prolongar al máximo la llamada para evitar ninguna reacción de la víctima. Lo que buscan así es que no pueda avisar a la Policía y obtener el dinero sin llegar a colgar el teléfono, principalmente a través de empresas de envío de dinero.
